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Los ríos, las lagunas, los arroyos y el monte, la selva… guardan unos secretos… que si hablaran, ¿te imaginas que si hablaran? Pero ahí están, ahí están, ahí están, on ta la presa de los, de los Santos. La Presa de los Santos tiene su historia también, y eso no está | ahí sale de una manera diferente las leyendas de ahí, de aquí de Guanajuato. Habla de la Presa de los Santos. De un, de un alguien que se aparece allí. Pero vamos a ver. Este es una leyenda muy, muy | como digo, será verídica o cierta, pero lo cierto es que allí sí sale una mujer, ¿eh?, una mujer allí, de blanco, que la miran. Todos | porque la gente pasaba | mira, cuando no estaba la carretera, toda la gente pasaba por la parte de arriba, en el empedrao, on ta la inspección de la policía, ahí, todo ese empedrao que salía hasta allá arriba. Toavía no estaba la carretera. O sea, que no pasaba cerquitas, pero la veías pa’bajo. Es decir, que desde arriba, tú veías todo, el reflejo, el reflejo del, del agua, el reflejo del agua, todo se | como un espejo del agua. Y se veía la persona, la persona que estaba sentada en el bordo, en el bordo, y no en el mismo sitio. Como dicen unos, sentada en el mero en medio. Tú la vites allí, pero otros no la vieron en el pilame, el que ta en medio, el pilame, la sentada allí o parada allí, una mujer allí. Que es la misma, como te digo, la misma, la misma | pero eso es un | es algo muy diferente a lo que yo platico desde [¿la calle?] Sebastián abajito porque eso sí llegamos a entender que ese era la llorona o, o algo… maleficio feo. Porque una cosa, como te digo, lo blanco no hace mal. Es un espíritu, porque el espíritu, como ya te decía ya, el, el alma va al cielo y el espíritu es el guardián de tus restos. Lo que decíamos de la niña, la niña esta del panteón, la niña taba en el cielo su espíritu | su alma taba en el cielo, pues era una niña. Pero el espíritu, se quedó guardián de los restos, de los restos. Y esto era lo que pasaba aquí en la Presa los Santos, ¿cuánta gente la veía? ¿Qué pasaba? Que pasaba la, la gente y decían “mira, alguien se está bañando, que una mujer allí que | allí”, pero no le hacía daño a nadie. Unos la veían de aquí pa’allá, otros la veían de acá pa’acá, ¿eh?
Tú sabes de antemano que hay gente maldosa. Gente maldosa que | pues aventarle piedras o qué cosa, “corre y aviéntale piedras” y todo eso. Pero no. Nunca fueron capaces de, de moverla donde estaba ella allí, ¿entiendes? Si fuera una, una gente, una gente así como nosotros, que había estado bañando, pues por lo menos, grita, no le vaya a pegar… o corre. Pero dicen que la agarraban a pedradas. Gente pues así que la agarraban a pedradas. Porque muchos no querían agarrarla a pedradas si nunca, nunca la pudieron mover de allí, ella de allí, parada allí. Se desaparecía y… pero no a toda la gente, había gentes que se le aparecía esa, esa figura allí.
En la laguna lo mismo, son presas y lagunas, existen también muchos secretos en las lagunas. En los arroyos. Este arroyo, sencillamente, ¿por qué le dicen “Las Calaveras”? Tiene su historia. Aquí pasó Hidalgo, cuando la, cuando la independencia, ahí pasó. Había calaveras, calaveritas, pa que me entiendas. Calaveritas de, de… | ¿y quién las recogía en ese entonces? Después, después de cuando, cuando la, la independencia, por esa razón se creó Las Calaveras ahí. Tiene su historia. Para aquel lao de allá, tiene su historia. Todo, todo, todos los arroyos.
Es lo que te, te decía yo en la otra plática, que digo yo que hay veces que se atreve uno a la… a explorar ciertas cosas que ves. Que ves por curiosidad, pero no lo hago. Es lo que decía yo, que donde hay un matorral de, de | estamos hablando pa… para rumbo Calderones. El matorral ese de huizaches, que digo onde, onde se rascaba el diablo. No me ha llamao a mí la atención. He andao por ahí cercas, pero ni siquiera he preguntao. Al oír la… | tú preguntas a la gente si lo sabe. Una vez le pregunté yo aquí a una | pero, pero era aquí, aquí, no allá, uno que se llama, se llama Chenchu. Y que decía no, él decía así con toas esas palabras, dice: “Yo, por mis rumbos, no hay ningún matorral de, de, de huizaches”. Y la plática como sale tal verídica que dice que un… que en esos rumbos, que había un matorral de, de huizaches, que se rascaba las pulgas el diablo. Él dice que por allá no hay nada de eso, ¿eh?, por eso las pláticas salen de acuerdo a cómo le ponga atención a la gente. ¿Cuánta gente me platica a mí tantas cosas que digo yo ciertas o falsas? Hay pláticas muy interesantes para mí, digo, pero… las que no, como te digo, pues las desecho.
Pero el río tiene su historia. Mira, aquí, aquí no muy lejos, aquí en, en Noria Alta, había un señor, pero sí dicen que estaba tocao el hombre, que andaba buscando el azogue, porque antes corría el azogue en los ríos ahí, había mucho azogue. Y entons, dicen que este después de… | él de-, decía que sus padres, que sacaban mucho azogue de, de la hacienda ahí de Barrera y todo eso allí. Hacían agujeros allí en el río y sacaban el azogue. Sí, yo lo conocí el azogue y cuando co-, corría por, por su pie, aquí en la Purísima. Estaba aquí mi mamá lavando debajo del puente allí y salían, mira, de, de la, la, de la, del muro. Salían así las bolitas, mira, como si fuera plomo redetido. Así, plomo, así, que no los podía uno agarrar. Nunca podía uno agarrar, solo con una cucharita. No, pues las agarraba uno y se hacía muchas bolitas. Las juntaba, se juntaban y jugábamos con eso. Entonces en el río había muchas. Y este hombre lo que, lo que le pasó. Solo, hizo un enorme agujero fuera abajo de la presa ahí, abajo de la… de ahí de… del, del Noria Alta. En el río hizo un, un hoyo profundo. ¿Te imaginas? Un hoyo profundo pos que andaba buscando el, el, ese, porque decían sus padres que allí había mucho azogue. Y el azogue muy limpio, limpio. No limpio, más bien traía mucho oro y plata. Porque el azogue es el, es el que recoge todos los metales, menos el fierro, coge todo el metal fino, que es oro, plata…, ¿eh?, pero menos el fierro, ¿eh?, el que recoge el fierro, el, el, el, el fierro es el, es el, el este, el imán. Pero la plata | yo te lo digo porque mi padre así, así, así, cuando tenía el azogue, que lo contaban, en un lienzo, echaban el azogue y abajo lo taban esperando en una cazuela. Ahí taba cayendo el azogue. Cuando ya la | el, el, el lienzo arriba quedaba todo chinito, mira, las piedritas estas y toda la plata, el oro, qué tal que así…, mira…, ¿eh? Ya vendían el azogue, pero no vendían la plata, ¿eh?, y así ese hombre ahí lo agarró el río. ¿Te imaginas? De repente se viene un riazo y el hombre, que dicen que, que era… familiares de los estos, de los carniceros, pero un hombre de peto, de… peto, ya medio… pos un poco tocao, ¿no?, porque… pos él solo allí. Dicen que ahí lo agarró, desapareció el hombre, ¿me entiendes?, desapareció el hombre, pos se dejó y lo enterró y esa persona jamás no volvieron a verlo. Y que lo buscaban, dicen, que con el tiempo, una persona lo vio. Pero ya dispués de, de… de tiempo.
Y él se llamaba, el que lo encontró se llamaba Antonio Ibarra, arriero, él caminaba por el camino de abajo. Entons, dice que él… pues como le salió poca chamba, dijo, metió los burros, desde arriba, para que recogieran el pasto a la orilla del río. Ya venía de regreso, dijo: “Pero en vez de venir por arriba, que mis, que mis burros vayan comiendo, para cuando yo llegue a mi casa, ya, ya haiga, ya haiga | ya vayan un poquito llenitos” dijo. En la casa les tenía su pastura. Cuando dice que se levanta la sorpresa, dice que se quedó viendo. Dijo: “ah”, dijo, “¿qué será eso?”, que se quedó viendo en el río y dijo: “¿Qué será eso que se ve allí?”, que miraba una, como si fuera un… como una calabacita. Que se veía no más así, la pura, la pura más de arriba así, ¿eh? La pura de arriba allí, la pura cabecita aquí pelona. No, y dice que así con la vara, se arrimó y con la varita empezó a… así a destaparle y dijo: “Ay, no, que es una cazuelita o qué será”. No, pos diz que cuando empezó a destapar más así al | onde taba allí, pos que le va viendo la parte aquí de los ojos. Dijo: “Ay, hijo de la canija”, dijo, “es un muertito” y se le vino a la mente, dijo, a poco a poco, como ese dicen que desapareció. Porque él lo veía que andaba haciendo agujeros, más nunca lo vio que lo aterró el río. Entons ya, cuando vinieron las autoridades, porque él sí le dio parte al delegao, que el delegao se llamaba… Joel, Joel, Joel Cano. Y le dijo, pos que si él había visto ahí, no sé si… | que estaban ahí las autoridades. Fueron, porque el, el, el, el maestro ese, el este, el delegao tenía su bicicleta y fue a ver, a ver más o menos donde le dijo y él dio parte a las autoridades y ahí pues vinieron y lo destaparon y allí estaba el difuntito, mira, que se había perdido. Que se había perdido, que se había ido fueras, porque estaba medio loquito, lo cual el loquito, ahí estaba enterrao, en-, en-, enterrao. Eso son secretos, ¿cuántos muertitos habrá?