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Notas
La informante lo titula "Qué guapa viene María".
Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00036 27).
Transcripción
Qué guapa viene María. Pues esto era una mujer que era muy guapa y la dice el cura | Se va a confesar y dice el cura:
—Hay que ver, María, con lo guapa que eres y sin haber dormido yo contigo.
Y dice: —¡Pues mañana a las ocho!
Va y dice: —Bueno.
Y dice el sacristán, dice: —¡Anda! ¿Y vas a dormir tu con María? Pues yo también.
Y dice el capellán: —Pues yo también.
Bueno pues en efecto. Al día siguiente, dice ella a su marido:
—Oye, que me ha dicho esto el cura, pero vamos a hacer el pan y tu te vas a esconder en el horno, arriba, y el capellán donde se mete el pan y el sacristán, —dice—, detrás de la artesa le escondemos.
En efecto, va al sacristán y dice:
—¡Ay! Métase aquí detrás de la artesa, que mi marido viene ahora y marcha luego.
Y se escondió allí. Llega el capellán y lo mismo, y llega el otro, pues lo mismo. Ya llega el marido y dice | Como María le había dicho al marido que había dicho eso, llega el marido, dice:
—¡María, vamos a echar la sal!
Llega y encuentra al sacristán detrás de la artesa:
—¡Oh! ¡Pero tú aquí! O dos ochavos o la vida.
—Hombre, mire usted, que tengo ocho hijos y no tengo dinero…
—Bueno, pues vamos a echar a andar | a hacer el pan —dice—, y ahora vamos a ponerle con el culo pa arriba y ponemos ahí la vela.
Bueno, pues en efecto. Llega y dice:
—¡María! —dice—, que el horno que tenía hay que empezar a encender el horno.
Y dice el sacristán:
—¡Oy! ¡Que me ahogo!
Y el capellán:
—¡Que me ahogo!
Y dice:
—¡Ah! ¿Tú ahí? O tres onzas o la vida.
—¡Oh! No, es que no tengo dinero —dice— y claro, —dice— yo no puedo.
Dice:
—Pues nada, o tres onzas o la vida.
Le dio las tres onzas y se marchó el capellán como un demonio corriendo. Y llegó al cura y dice:
—Tú, o dos onzas o la vida.
Y se marchó también corriendo. Al día siguiente, María se había comprado un vestido y se había puesto, pues muy guapa, y se fue a misa. Y al darse la vuelta al atril el cura, y decir misa él, pues, hija, al ver a María, dice:
—¡Qué guapa que vienes, María!
Y dice el capellán:
—A cuenta tuya y la mía.
Y dice el sacristán:
—Y yo, por no tener dinero, el culo me pusieron por candelero.
Ese es el refrán que se dice: “yo, por no tener dinero, el culo me pusieron por candelero”. Ese es el chiste.