La suegra traidora

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1307r

Informantes

Notas

Debido a problemas técnicos, después de la línea 43 hay un fragmento que no ha quedado registrado en el archivo sonoro.

La informante neutraliza /l/ y /r/ en posición implosiva y final a favor de [r].

Anotaciones musicales

Transcriptor de la partitura

Luis Moreno Moreno

Bibliografía

Otras versiones de "La suegra traidora"

Alonso Fernández et alii (2017: n.º 44); Moreno Moreno (2016: n.º 182); Pimentel García (2020: n.º 744).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

CEBALLOS VIRO, I. (2010). El romancero tradicional y las relaciones de parentesco: la suegra malvada [Tesis doctoral]. Universidad Complutense de Madrid.

Transcripción

En el Caron, Santander,     (y) un matrimonio vivía,
trabajaba honradamente     con felicidad y alegría.
Se llamaba él Baltasar,     Ilifonsa, su esposa querida,
con sus dos hermosos hijos,     que eran su encanto y su vida.
La madre de Ilifonsa     llamó a Baltasar un día
y, con palabras de amor,     hacia ella lo atraía:
—Yo te adoro, Baltasar,     sin ti no puedo vivir.
Dame un abrazo, por Dios,     que si no voy a morir—.
Y Baltasar le responde     (y) en términos de energía:
—Aparte usted, madre ingrata,     que hasta horror de usted me daría.
Si esto supiera su hija,     tenga usted seguridad
que le escupiría al rostro,     no volviéndola a mirar.
Acuérdese que algún día     tiene que llegar la hora
que Dios le pida su cuenta,     infame suegra traidora—.
Baltasar llega a su casa     y le dice a su mujer:
—Hay que marchar enseguida     (y) a vivir a Santander—.
Y la mujer le responde:     —¿Cómo quieres, Baltasar,
marchar de esta alegre casa     y a mi madre abandonar,
cuando sabes que es tan buena     y tanto mira por ti
y que todo lo abandona     por no darte qué sufrir?
A los niños los adora,     con nosotros cumple bien;
desecha esos pensamientos,     no marches a Santander.
—Yo haré lo que tú me mandes;     no marcharé de mi pueblo.
Yo sufriré lo que pueda     sin contarte lo que siento.
—Cuéntame, Baltasar mío,     el compromiso que tienes.
Muy grande tiene que ser     cuando tú marcharte quieres—.
El marido nunca oculta     a su mujer lo que siente,
pues una pena entre dos     (y) es más llevadera siempre.
—Nunca te podré contar     lo que mi corazón siente,
sería quitarte la vida     o te pusieras demente—.
A otro día por la mañana,     vino a visi- ………
……………………………………/……………………………………
[Com. 1: ¡Ay! ¿Cómo es eso? La madre vino a ver a la hija y le dice:]
—Mañana, muy tempranito,     vendré a hacerte una visita
y te diré de la forma     que le has de quitar a tu marido la vida.
—¡Por Dios, madre de mi vida,     no me dé usted esos consejos,
que el corazón me parece     que se me sale del pecho!
—Tú harás lo que yo te mande     y, si no, te ha de pesar.
Cuando a tu marido mates,     a tus hijos has de envenenar—.
A otro día por la mañana,     la infiel cumplió su palabra;
a la hija de sus entrañas     (y) estos consejos le daba:
—Toma este grande cuchillo,     entra en el cuarto (y) a tu marido
(y) le das la puñalada.     Luego, le das veneno a tus hijos.
Y si ese no ejecutas,     mira este otro cuchillo;
te daré la puñalada     que has de dar tú a tu marido—.
……………………………………/……………………………………
y esta criminal mujer     se acercaba hacia su lecho.
¡Virgen Santa, qué horror     da de contar este hecho:
de una grande puñalada     le hizo pedazos el pecho!
Y el desgraciado, en su agonía,     (y) a su pecho se abrazaba,
le hacía señas a su mujer     que a su otro hijo llevara.
Y la criminal mujer     le asiste otra puñalada,
quedando el marido muerto,     bañando en sangre en la cama.
Y luego cogió al pequeño,     se lo llevó a la otra cama,
donde el mayor de los hijos     como un ángel descansaba,
Lo despertó con violencia,     le dice en estas palabras:
—Vais a tomar un refresco,     ritoños de mi alma—.
Primero, le dio al pequeño     y luego, al mayor le daba.
A la hora, los dos niños     muertos eran en la cama.
Tratando están las dos fieras     cómo ocultar los cadáver,
cuando una misma vecina     no dejaba de escucharles.
Se presenta el señor juez,     dos guardias municipales,
dos veces llama a la puerta     y sin querer contestarles.
La madre fue a abrir la puerta     con mucha serenidad,
nunca pensando la infame     a la justicia encontrar.
Pasó el señor juez al cuarto     y admirarse quedó al ver
(y) al desgraciado Baltasar     muerto de dos puñalás.
Se fijan en la otra cama     donde las dos criaturas estaban,
donde las dos criaturas estaban,     solitas, envenenadas.
El señor juez ordenó     que ataran las criminales
y que enjudiciadas fueran     a un calabozo a la cárcel.
La madre iba muy alegre     y la hija, caribaja,
pensando en el criminal     y en la ruina de su casa.
El jefe de la cárcel     (…………………………………)
fue a abrazar a su hija     y esta le volvió la espalda.
En voz alta y casi loca,     decía en estas palabras:
—Quitadme pronto la vida;     el remordimiento me mata.
He matado a mi marido,     a mis hijos he envenenado
por consejos de mi madre;     nunca los hubiera tomado. [Com. 2]
 
[Com. 2: Este romance lo cantaba mi madre, que se ha muerto ha-, hace seis años va a hacer, y se ha muerto con noventa y nueve años cumplíos, y yo se lo escuchaba a ella de chica.]

Resumen de "La suegra traidora"

Una suegra se enamora de su yerno. Cierto día, decide proponerle relaciones, pero este, escandalizado, las rechaza. Cuando regresa a casa, le asegura a su mujer que lo mejor es que marchen a Santander. La mujer le pregunta por la razón, pero él afirma que no le puede revelar el motivo. A la mañana siguiente, la suegra se presenta en casa de su hija y, amenazándola con un cuchillo, la obliga a apuñalar a su marido y a envenenar a sus hijos. Una vez cometido el crimen, madre e hija planean cómo deshacerse de los cadáveres. Una vecina que las escucha hablar del tema da parte a la justicia. La autoridad se presenta en casa de la asesina y descubre los cuerpos. Ambas son arrestadas y conducidas a prisión. La hija, arrepentida, se lamenta de haber seguido los consejos de su madre y suplica que le den muerte.