En la estación de Alicante

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1319r

Notas

La informante sesea y neutraliza /l/ y /r/ en posición implosiva y final a favor de [r].

Anotaciones musicales

Partitura
Transcriptor de la partitura

Luis Moreno Moreno

Bibliografía

IGRH: 5012

Otras versiones de "En la estación de Alicante"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3904); Alcalá Ortiz (2006: pp. 58-60); Alguacil González (2012: pp. 60-61); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 55); Atero Burgos (2003: n.º 273); Benítez Sánchez (2000: p. 255); Checa Beltrán (2005: n.º 44); Díaz (2007: F.26); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 91-93); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: pp. 163-164); Manzano Alonso (2003: 507-509); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 248); Moreno Moreno (2016: n.º 190-193); Pimentel García (2020: n.º 615); Tejerizo Robles (2007: n.º 425); Trapero (2000a: n.º 193); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 182).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

(Y) en la estación de Alicante,     se ha subido un militar
en un coche de segunda     que para su casa va.
Y ha ido a coger asiento     y el joven queda mirando
(y) a una señora muy guapa     que lleva un niño en los brazos.
Y le dice la señora:     ―¿Militar, vas con permiso?―.
Y el militar le contesta:     ―No, señora, voy cumplido―.
Y le dice la señora     con mucha gracia y salero:
―Si no tiene inconviniente,     ¿me quiere usted dar sus señas?―.
Y, al momento, la señora     va y le dice muy risueña:
―Si no tiene inconviniente,     ¿me quiere usted dar las señas?
―Señora, soy de Almadén,     me llamo José Jiménez,
vivo en la calle Mayor,     número cuarenta y nueve―.
Se levanta la señora,     le dice con mucha gracia:
―¿Quiere usted cogerme el niño     mientras bajo a beber agua?―.
Pasaron tres estaciones,     la señora no volvió;
y el militar con el niño:     ―Ahora, ¿qué voy a hacer yo?―.
Se queda mirando al niño,     dice: ―No viene tu madre―.
Vio que en la mano derecha     traía colgao una llave.
Le cogió la llave al niño     y ha abierto la maleta
y, envuelto en unos papeles,     traía tres mil pesetas.
Y en los papeles decía:     “Procura al niño criarlo
y, si no tienes bastante,     lo publicas en los diarios”.
Cuando ha llegao a la estación,     donde todos lo esperaban;
la novia le decía:     ―Tú me has tenío engañada―.
Desde la estación al pueblo,     le preguntan lo que le pasa,
cómo le habían dado el niño     y el dinero que le daban.
Trataron del casamiento;     de momento se casaron,
y se llevaron al niño;     con biberón lo criaron.
Cuando tiene quince años,     lo meten en un taller
para que aprendiera chófer,     que eran los deseos de él.
Cuando ya tuvo el oficio,     se ha marchado a Barcelona,
y se colocó de chófer     con una noble señora.
Al cabo de mucho tiempo,     a él lo llama a su despacho:
―Perdona mi atrevimiento     y escucha lo que te hablo:
que si te casas conmigo,     como yo no tengo a nadie,
toíto mi capital     será para ti y tus padres.
El muchacho le contesta     con profundo sentimiento:
―Sí, señora, tengo padres,     pero buenos no serán,
porque, cuando pequeñito,     me entregó a los melitar.
―Hijo mío de mi alma     y José mi corazón! [Com.]
 
[Com.: No, pero:
le pregunta ella     con mucho sentimiento:
―Si es que tú no tienes padres,    confírmame este secreto.]

Resumen de "En la estación de Alicante"

Una señora muy guapa que lleva a un niño en brazos comparte vagón con un militar que regresa a casa. Esta le pide que coja a la criatura en brazos mientras baja a beber agua. Pasado un tiempo, el militar sospecha que la madre no va a volver, así que decide revisar una maleta que hay al lado del niño. La abre y descubre que contiene diez mil pesetas y una carta en la que se ruega que críen al niño. Su novia y él deciden adoptarlo. Cuando crece, se marcha a servir como chófer a una casa importante. La señora le propone matrimonio, prometiéndole todo su capital. Él acepta y, cuando ella le pide las señas, descubre que es su hijo y le explica que lo abandonó para no manchar la honra de su familia.