Audio
Clasificación
Fecha de registro:
Referencia catalográfica:
1319r
Recopiladores
Notas
La informante sesea y neutraliza /l/ y /r/ en posición implosiva y final a favor de [r].
Anotaciones musicales
Partitura
Transcriptor de la partitura
Luis Moreno Moreno
Bibliografía
IGRH: 5012
Otras versiones de "En la estación de Alicante"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
(Y) en la estación de Alicante, se ha subido un militar
en un coche de segunda que para su casa va.
Y ha ido a coger asiento y el joven queda mirando
(y) a una señora muy guapa que lleva un niño en los brazos.
Y le dice la señora: ―¿Militar, vas con permiso?―.
Y el militar le contesta: ―No, señora, voy cumplido―.
Y le dice la señora con mucha gracia y salero:
―Si no tiene inconviniente, ¿me quiere usted dar sus señas?―.
Y, al momento, la señora va y le dice muy risueña:
―Si no tiene inconviniente, ¿me quiere usted dar las señas?
―Señora, soy de Almadén, me llamo José Jiménez,
vivo en la calle Mayor, número cuarenta y nueve―.
Se levanta la señora, le dice con mucha gracia:
―¿Quiere usted cogerme el niño mientras bajo a beber agua?―.
Pasaron tres estaciones, la señora no volvió;
y el militar con el niño: ―Ahora, ¿qué voy a hacer yo?―.
Se queda mirando al niño, dice: ―No viene tu madre―.
Vio que en la mano derecha traía colgao una llave.
Le cogió la llave al niño y ha abierto la maleta
y, envuelto en unos papeles, traía tres mil pesetas.
Y en los papeles decía: “Procura al niño criarlo
y, si no tienes bastante, lo publicas en los diarios”.
Cuando ha llegao a la estación, donde todos lo esperaban;
la novia le decía: ―Tú me has tenío engañada―.
Desde la estación al pueblo, le preguntan lo que le pasa,
cómo le habían dado el niño y el dinero que le daban.
Trataron del casamiento; de momento se casaron,
y se llevaron al niño; con biberón lo criaron.
Cuando tiene quince años, lo meten en un taller
para que aprendiera chófer, que eran los deseos de él.
Cuando ya tuvo el oficio, se ha marchado a Barcelona,
y se colocó de chófer con una noble señora.
Al cabo de mucho tiempo, a él lo llama a su despacho:
―Perdona mi atrevimiento y escucha lo que te hablo:
que si te casas conmigo, como yo no tengo a nadie,
toíto mi capital será para ti y tus padres.
El muchacho le contesta con profundo sentimiento:
―Sí, señora, tengo padres, pero buenos no serán,
porque, cuando pequeñito, me entregó a los melitar.
―Hijo mío de mi alma y José mi corazón! [Com.]
¶
[Com.: No, pero:
le pregunta ella con mucho sentimiento:
―Si es que tú no tienes padres, confírmame este secreto.]