Regalar ramos a las muchachas

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1323n

Informantes

Recopiladores

Notas

Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

Agradecemos la valiosa colaboración de M.ª Teresa Aranzana Escudero, quien nos puso en contacto con las informantes de la localidad de Alcolea.

Transcripción

Mire usted, mi madre, que le pasaba como a mí, le gustaban mucho las macetas. Y teníamos los balcon-, los dos balcones llenos de macetas. Pues yo no sé cómo se apañaban, pero antes, el día de antes de los ramos, como sabían que las quitábamos, pos le quitaban las macetas, y a ella le daba un coraje pa morirse. Y luego, pues se las ponían a la novieta, a la que le gustaba al muchacho. Y claro, decía mi madre a nosotros: Quitad hoy las macetas, que pa mañana ya nos las han quitao. Y munchos, que no era el día, se veni- | Los claveles bajaban pa abajo. Y tenían sus novias, y cogían y les regalaban un clavel o dos claveles o lo que fuera. Aquí había un practicante, Jorge, y era mu amigo en esta casa. Y fue y estaba novio en Fuente Victoria y vio una maceta de claveles que tenía nueve claveles. Y cogió y vino cuando fuera, pim, pim, pim y los cortó. Mi madre, que se levanta y ve la maceta sin claveles: ¿Qué es lo que ha pasao?. Pero luego se enteró y vino él y dice: José, lo agarró de una oreja y dice—, oye, ¿qué es lo que te has creío tú? ¿Que yo voy a criar claveles pa que tú se los lleves a tu novia? Y no es que se los lleves a tu novia, ¿no vienes aquí porque tienes mucha amistad? Habérme dicho “Ana, dame los claveles o…”—. Dice: —Y yo te hubiera dao rojos—. Dice: —Ana, ¿y si no me los dabas?—. Dice: —¡Pos las manzanas sí vienes a por ellas y te las llevas!—. Había también un médico de cuando | más mayor. Don Felipe, que tú le habrás oído nombrar. Don Felipe | Sí, ella lo conoció. Pues ese | Tos eran amigos en esta casa, porque la vida estaba mala y mi padre traía mucha fruta que tenía y pa los animales, pero venían ellos y se llevaban una bolsica y los otros no… Y mi padre, lo que había, se podía comer, ¿eh? Nosotros, en esta casa, desde que yo me acuerde, jamás comimos los cuatro solos. Siempre teníamos a alguien, porque la vida estaba mala.