Audio
Clasificación
Fecha de registro:
Referencia catalográfica:
1334r
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante neutraliza /l/ y /r/ en posición implosiva y final a favor de [r].
Anotaciones musicales
Partitura
Transcriptor de la partitura
Luis Moreno Moreno
Bibliografía
Otras versiones de "Niño perdido que se convierte en artista de cine"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
De sentimiento llora una madre porque su hijo lo abandonó;
muy chiquitito, salió de casa sin dejar huella donde pisó.
Y han transcurrido meses y años, nada se sabe del niño aquel,
por más que andan para encontrarlo, las autoridades no dan con él.
Y, arrepentido de su diablura, llora a su madre, la única amor:
—¡Pobre de esta, que no lo sabe!—. Mas el recuerdo le da valor.
Ya veinticinco años pasaron, Córdoba bella, valle andaluz,
y una señora que ya es anciana y, al par de eso, tiene salud.
Y al ver a los artista de la pantalla y, al ver a uno de la profesión,
grita la anciana: —¡(Y) Ese es mi hijo, y ese es mi hijo del corazón!
¡Ven a mí, Rafael; Rafael, ven a mí!,
no me hagas padecer, no puedo más sufrir—.
Y a su casa marchó (y) esa anciana mujer
y, al momento, escribió (y) adonde estaba él.
Y el hijo, al recibir la carta tan divina,
y a su madre querida y él fue, contestó muy feliz.
Y en la carta: “¡Ay, madre mía!, con rumbo a España yo embarcaré,
y allí, en tus brazos, (y) anciana mía, de miles besos te colmaré.
Y estos doscientos dólares, madre, que semanales gano yo aquí,
viejita mía de mis entrañas, viejita mía son para ti.
Si te hice sufrir, madre, perdóname.
Y el pecado es tan ruin; fue todo en mi niñez.
Y hoy te pido perdón si no me tienes queja,
y hasta pronto, mi vieja; podré yo calmar su dolor”.
Y un extranjero muy bien vestido con su equipaje se apea del tren,
y una señora cae desmayada (y) entre los brazos del joven aquel.
Y él, como loco, besa a la madre, que tantas lágrimas (y) él derramó,
y en brazos lleva ya un automóvil la que en el cine lo conoció.
—¡Madre mía, valor, no debe de llorar!
—Hijo mío, tu amor era mucho de amar.
Lágrimas al vertir, me hacen doble cariño,
que marchaste muy niño, y al fin, ¡no puedo, Rafael!