El lavatorio

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Notas

Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00011 01)

Título indicado en las anotaciones de campo: "El lavatorio".

La informante asegura que aprendió esta canción de su madre, natural de Aldealcorvo.

 

Bibliografía

Otras versiones de "El lavatorio"

Pimentel García (2020: n.º 271); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 199).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Con una blanca toalla,
el Señor, y puesto al hombro
una vacía con agua
para hacer el lavatorio.
 
Púsose a los pies de Pedro
el Señor para lavar.
Al punto, arrojose al suelo,
diciendo: —Maestro amado,
eso yo no lo consiento.
 
Eso de lavar los pies
para mí, Señor, se queda.
Soy un pobre pescador
que vengo de baja esfera—.
 
—Si no te dejas lavar,
no tendrás parte conmigo.
Tampoco podrás gozar
del eternal paraíso.
 
—No solo lava mis pies,
sino to mi cuerpo lava.
Señor, aquí me tenéis.
Vuestra voluntad se haga.

Resumen de "El lavatorio"

San Pedro fue el mejor amigo de Cristo y la cabeza visible del catolicismo. Jesús quiso demostrarle su humildad y amor lavándole los pies. Pedro se lo impidió, pues no podía consentir que su maestro se humillara ante un pescador como él. Entonces, Cristo replicó que si no se lo permitía, no podría gozar ni de su amistad ni del paraíso. El discípulo recapacitó y cumplió su voluntad. Durante la última cena, Cristo le aseguró que lo negaría tres veces. Así lo hizo cuando la criada de Pilatos le preguntó si era amigo del nazareno. Poco después, el apóstol comprendió su error y lloró arrepentido por sus pecados. Cuando Jesús resucitó, perdonó a Pedro y le confió las llaves del cielo.