Esto era una madre que tenía una hija, y la quería casar con uno que fuera rico. Y to los días se iba a rezar al cristo y decía | el sacristán se quería casar con la hija, pero ella no quería al sacristán, la madre no quería | de ella | al sacristán, y decía:

—Cristogalín, Cristogalón, dame un yerno que no sea peor—.

Y el sacristán se metió detrás de la [¿villa?] y contestaba como que era el Cristo: “Casa a tu hija con el sacristán”.

Bueno, pues a los tres días casó a la hija con el sacristán, y palo va y palo viene. Con que ya va a rezar y dice:

—Cristogalín, Cristobalón, cara de cuerno, si no tienes la cara, me has dado el yerno.