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Notas
Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del MINECO “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P).
Agradecemos la valiosa colaboración de Rosa Crespo Moreno, responsable del Centro de Adultos de Santo Tomé (Jaén), y de Jovita Rodríguez Bautista, coordinadora de Centros de Adultos de la comarca de la Sierra de Cazorla.
Bibliografía
IGRH: 0000
Otras versiones de "El hijo ingrato"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Una anciana madre, buena y cariñosa,
pidiendo limosna por el mundo va,
tiniendo ella un hijo con mucho dinero,
¡pobre de esta madre, lo que sufrirá!
Una hermosa tarde de mayo floría,
por la Macarena la vieron pasar;
se ha encontrado a un joven que iba bien vestío
y ella una limosna a él le pidió.
El joven era su hijo y en nada la socorrió.
Y entre lágrimas decía: —Tú eres un hijo traidor.
Mi hijo, maldito hijo, sangre negra has de tener;
tiniendo tanto dinero y a la pobre de tu madre no quererla socorrer.
Mi hijo, hijo cruel, pronto se verá el castigo,
yo te he de ver padecer, mi hijo, hijo cruel—.
Se ha pasado el tiempo, como la esperanza, su casa ha quedado en mala situación.
Todo lo ha empeñado, no tiene dinero, y en predicar limosna como su madre quedó.
Como era hombre de malas entrañas, por todos los sitios, la puerta cerrá.
Y él ya renegaba y hasta ya lloraba de la triste vida que vino a quedar.
Y entre lágrimas decía: —¿Si habrá sido maldición
que a mí mi madre me echara por ser un hijo traidor?
Mi madre, querida madre, yo te quisiera encontrar.
Para ti he sido muy malo, pero me perdonarás.
¿Mi madre dónde estará?—.
Aquella anciana madre, como era tan buena, a pedir limosna a un hospital llegó.
Salió la superiora para socorrerla y para enfermera la madre ingresó.
El hijo ha caído malo; lo llevan al hospital
y, al fijarse en la enfermera, se abrazó y se echó a llorar.
—Mi madre, querida madre, (…………………………………)
¡ay, qué malito me he puesto!, tú serás mi salvación.
—Recordarás aquel día que te imploré caridad;
la limosna me negastes, pero yo no soy igual.
Tu madre te curará.