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Archivo sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00060 05).
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
Es una niña, una princesa que era muy guapa, muy guapa, pero estaba todos los días mirándose al espejo, contemplándose: “Ay, que guapa soy”. Y era muy soberbia, muy soberbia. Entonces, un día que estaba mirándose al espejo, se la presentó un hada y dice:
—Oye, ¿tú no puedes ser mejor de lo que eres? Porque tú eres demasiado soberbia y no se puede ser así en la vida—.
Y la echó de casa:
—Tú vete, yo soy la más guapa de toda la corte, soy la mejor y, y no quiero recomendaciones de nadie—.
Entonces, fue y dijo:
—Bueno, pues yo te voy a hacer para que no seas tan bonita—.
Hizo un nublao muy grande, muy grande, ¿sabes? Empezó a, a moverse todo lo de la casa y todo, y de repente la niña se quedó muy fea, muy fea, muy fea, tan fea que…, que, que no sabía ya ni que hacer ella. Y se tapó tanto, tanto, se metió en casa y se fue al bosque. Entonces el hada ese se la presentó y dijo:
—Bueno, pues mira, ¿sabes lo que vamos a hacer? Te vas a echar una piel de asno por encima. Te van a llamar piel de asno —dice— y te vas a dedicar a… a pas- | a…, a pastora, —dice— Y vas a estar con unas cabras y este es tu castigo a tu soberbia—.
La echó una piel de asno que | era una, era una bruja, debía de ser una bruja y… hacía todo lo que quería, ella la lle- | si decía “haz esto”, “haz un nublao” por ejemplo, pues se presentaba un nublao. Entonces la echó una piel de asno por encima, y ella andaba errante con las… cabras continuamente y ya no sabía ni qué hacer toda su vida así, les daba asco a la gente, porque, donde quieras no hacía na más que lavarse y tenía la | caía otra vez la piel de | ella se la quitaba, se lavaba y se la volvía a caer encima otra vez la piel de asno. Todo el mundo la conocía por la piel de asno.
Entonces un día, pues estaba dormida al pie de un arroyo y de repente, pues vi- | una, una luz muy brillante, muy brillante, la alumbró tanto, tanto, tanto, que la despertó y…, y alguien la dijo que mirara en el arroyo, y se miró y se vio que la cara la tenía guapa, porque estaba como quemada. La cara la tenía muy guapa, pero tenía la piel de asno. Entonces dice: “¿Y qué hago yo con la cara guapa?, pero sin la piel de asno no me la puedo desprender”. Se cogió, se, se bañó en el arroyo, se quitó la piel de asno cuando salió del arroyo fue a ponérsela y entonces la piel de asno estaba toda encogida, toda encogida, ya no se la pudo poner y, y entonces aquí termina el cuento. Colorín colorado.