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Notas
Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del MINECO “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P).
Agradecemos la valiosa colaboración de Rosa Crespo Moreno, responsable del Centro de Adultos de Santo Tomé (Jaén), y de Jovita Rodríguez Bautista, coordinadora de Centros de Adultos de la comarca de la Sierra de Cazorla.
Bibliografía
Otras versiones de "La cruz de piedra"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Pongan atención, señores, lo que les voy a explicar:
un caso que ha sucedido cerca de Ciudad Real.
(………………………………) Había una joven muy bella,
que era admiración del pueblo y de oficio, costurera.
Hicieron la fiesta del pueblo y, una noche de verbena,
un caballero muy rico le pidió bailar con ella.
La joven, como ignoraba la falsedad del amor,
creída en su juramento le entregó su corazón.
A los nueve meses justos, dio a luz una hermosa niña,
que lo mismo que a su madre le habían puesto Rosalía.
Aquella mujer vivía pensando en su triste sino
por no decirle a su hija su padre quién había sido.
Cayó malita en la cama (………………………………)
y los vecinos le ayudaban en todo lo que podían,
pero también se cansaban de darle todos los días.
Y una mañana temprano, ya que no tiene pa darle,
se ha ido la niña hacia el pueblo con el fin de alimentarle,
con el fin de alimentarle, de alimentar a su madre.
Se ha encontrado a un caballero, dice:
―Caballero, una limosna, que tengo a mi madre enferma―.
El caballero, al ver aquel corazón de cielo,
le ha dicho: ―Vente conmigo, que aquí no tengo dinero―.
Se la ha llevado hacia el monte aquel corazón de lobo,
le daba a cambio dinero lo que valía más que el oro.
Al oír esto la joven, horrorizada quedó;
no sabía su deber: si salvar su madre o su honor,
pero salvar a su madre sería lo más superior.
Ya que iba el criminal aquel acto a cometer,
siente una voz que dice: ―Criminal, ¿qué va a hacer?
¿No ves que es tu propia hija la que vas a deshonrar?―.
El hombre quedó parado, con el semblante de muerte,
le ha cogido entre sus brazos, le ha dao un abrazo fuerte:
(………………………………) ―Hija de mi corazón,
dime dónde está tu madre, que quiero pedirle perdón―.
Se ha postrado de rodillas por delante de la cama:
―Perdona, mujer querida, por lo que te he hecho sufrir;
hoy la mano del Señor me ha traído junto a ti.
Vengan médicos y curas, el juez y la autoridad,
que hoy en mi arrepentimiento contigo me voy a casar―.
Dicen que viven felices los tres en gracia de Dios,
pero gracias al milagro que la cruz de piedra obró.