El cura sacrílego

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1429r

Informantes

Recopiladores

Notas

Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del MINECO “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P).

Agradecemos la valiosa colaboración de Rosa Crespo Moreno, responsable del Centro de Adultos de Santo Tomé (Jaén), y de Jovita Rodríguez Bautista, coordinadora de Centros de Adultos de la comarca de la Sierra de Cazorla.

Anotaciones musicales

Comentario musicológico

En la transcripción propuesta de esta interesante versión del extendido romance se pueden distinguir dos partes musicales en lugar de la usual forma estrófica, lo que quizás sea debido a la pérdida momentánea de la entonación y falta de fijación de la melodía de la informante. Por un lado, la primera sección presenta un comienzo en modo mixolidio construido sobre la dominante (do) de la nota final (fa) (cc. 1-8) –este particular inicio tal vez constituya una propia recreación de la informante de la recurrente tonada menor de la segunda parte–, que gira al modo menor (c. 9), concluyendo la frase melódica en el modo frigio con cadencia andaluza sobre fa (cc. 13-14). Dicha estrofa musical guarda ciertas reminiscencias a otras versiones localizadas aunque lejana en complejidad ornamental (véase CLO ref. 0699r). A partir de la tercera estrofa (a´) se repite, mutilada y a modo de letanía ostinada, la frase del comienzo (cc. 1-4) pero en modo menor y apuntillada, muy similar al motivo melódico de la canción popular Vamos a contar mentiras (también interpretada por la misma informante -CLO ref. 2119c- en el mismo tono), si bien algo indefinida modalmente al no presentar el consecuente de la frase.

(Comentario de Isabel María Ayala Herrera)

Transcriptor de la partitura

Isabel María Ayala Herrera

Bibliografía

IGRH: 0083

Otras versiones de "El cura sacrílego"

Álvarez Cárcamo (2019: 21.4); Atero Burgos (2003: n.º 80); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: p. 149); Manzano Alonso (2003: pp. 337-343); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 105); Pérez Rivera (2015: n.º 274); Pimentel García (2020: n.º 369); Piñero Ramírez (1996: n.º 77); Piñero Ramírez (2004: n.º 58); Piñero Ramírez (2013: n.º 74); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 96); Salazar (1999: n.º 223); Schubarth y Santamarina (1984: n.º 61); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 88).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

VALIENTE BARROSO, B. (2016). El romancero tradicional de Cantabria: el ciclo del tabú del incesto [Tesis doctoral]. Universidad Complutense de Madrid.

Transcripción

Un curilla, siendo cura     de la religión mayor,

se enamoró de una niña     desde que la cristianó.

Como era tiempo de invierno,     la niña se paina al sol.

Por allí pasó el curilla,     por allí pasó el traidor:

―Dame de tu pecho, niña,     dame de tu pecho amor―.

La niña, como era niña,     al cura no se negó.

La ha cogido de la mano     y a su casa se la llevó;

la metió en un cuarto a oscuras     sin ver la luna ni el sol.

Otro día por la mañana,     (…………………………………)

fue al cuarto de la niña,     muerta y fría la encontró.

Se ha montado en su caballo     y hacia Roma se marchó

a contarle al padre santo     todo lo que le pasó.

Le ha echado de penitencia,     de penitencia le echó

que barriera los caminos     de Zaragoza a Aragón.

Ya que ha barrío los caminos     de Zaragoza a Aragón,

le ha echado de penitencia     (…………………………………)

que se metiera en un horno     a la primera calor.

Ya que lo iba a hacer,     del cielo bajó una voz:

―¡Quítate de ahí, so curilla!     ¡Quítate de ahí, so traidor!

Vete a decir la misa     y a bendecir al Señor.

Resumen de "El cura sacrílego"

Un sacerdote se enamora de una niña desde que la bautiza. Cuando los padres de esta mueren, aprovecha para requerirla de amores. Un día en que la niña está peinándose al sol, la rapta, la lleva a su casa y la encierra en un cuarto oscuro. Cierto día de Semana Santa, el cura duerme con ella y, esa misma noche o a la mañana siguiente, descubre que la niña ha muerto. Pide ayuda a los vecinos para que saquen de allí el cadáver y lo entierren en secreto. En otras versiones, la niña se niega a acceder a los deseos del cura y este la encierra en un cuarto oscuro. Después de unos meses, ella consiente, pero, cuando el cura la toca, queda muerta. El sacerdote se marcha a la iglesia y, cuando se dispone a decir misa, oye una voz del cielo que le prohíbe seguir adelante. El sacerdote decide peregrinar hacia Roma para expiar sus pecados. En el camino se encuentra con un capuchino o con el papa que le impone dos o tres penitencias: barrer las calles que distan entre dos ciudades, fabricar un gran cirio cuyo pabilón sea él mismo y meterse en un horno. Cuando está desnudándose para cumplir el último encargo, una voz del cielo lo detiene y le asegura que ya puede volver a oficiar.