Milagro de la Virgen del Carmen

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1474r

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Notas

Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

Pendiente de transcripción musical.

Bibliografía

Otras versiones de "Milagro de la virgen del Carmen"

Atero Burgos (2003: n.º 322); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1995: n.º 49); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 260); Pimentel García (2020: n.º 912).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

ATERO BURGOS, V. y VÁZQUEZ RECIO, N. (1997). Hacia una tipología del romancero milagroso en un corpus del sur. En J. M. Lucía Megías (Ed.), Actas del VI Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (Alcalá de Henares, 12-16 de septiembre de 1995), I (pp. 191-200). Universidad de Alcalá.

Transcripción

[Com.] Sagrada Virgen del Carmen,     dadme luz para explicar

este milagro tan grande,     señores, voy a contar.

Camino de Huelva     había un labrador,

con grandes riquezas    era aquel señor.

Seis años que no lloviera     pedía este labrador

para vender todo el trigo     y tener muncho valor.

Limosna no daba    este mal señor;

pobre que llegaba:    “Perdona, por Dios”.

La Virgen vestía de pobre    a su puerta se acercó

a pedirle una limosna,    una limosna por Dios.

—Dile que perdone,     no tengo qué dar,

y menos a los pobres    quiero remediar.

—Pues deme usted una peseta,     que yo socorrerla quiero,

que de mi salario    se desquitará,

pero yo a esa pobre    quiero consolar—.

Bajó la criada p’abajo    y la limosna le dio,

y la Virgen le pregunta:     —¿Te la ha dado tu señor?

—Mi señor ha dicho     que no tiene qué dar,

y menos a los pobres     quiere remediar.

—¡Vaya un miserable señor     que a los pobres no remedia!

Castigo le daré yo     (.....................................)

y tú tendrás el premio     que yo te daré

—la Virgen del Carmen     pegá a la pared.

A la salida del sol,    se ha puesto una oscuridad

de rayos y de centellas;     el pueblo empezó a temblar.

Todas las haciendas     de aquel labrador

se les pegó fuego    y nada quedó.

Cayó un rayito en su casa,     se arrojó por el balcón,

llamando a la Virgen del Carmen    que viniera a su favor

pa ver si alcanzaba    del cielo el perdón.

La Virgen del Carmen    se le presentó

con una jarra de agua     que al enfermo se la dio.

Al beberse el nuevo trago,     el enfermo sano quedó.

Le dio muchas gracias,     le pidió perdón;

la Virgen del Carmen     se le presentó.

El labrador que sea rico     y tenga gran caridad

se le doblarán los bienes,     siempre vivirá cabal,

vivirá contento     y se le dará

trigo pa to’l año     pa no trabajar.

 

[Com.: Esas coplas eran │ Yo me acuerdo que venía una mujer, era como [...], pero tenías que verlo, y cantaba esta:]

Resumen de "Milagro de la virgen del Carmen"

Un labrador rico le pide a la Virgen del Carmen que no llueva para poder vender su trigo más caro. La Virgen decide darle una lección. Se viste de pordiosera y se presenta en su casa pidiendo limosna. El labrador le ordena a una criada o criado que le comunique a la mendiga que no está dispuesto a socorrerla. La sirvienta se apiada de la menesterosa y le entrega dinero de su propio bolsillo. La Virgen le asegura que su buena acción será recompensada, mientras que su avaricioso señor recibirá un gran castigo. A la mañana siguiente, se desencadena una terrible tormenta eléctrica que arrasa con los campos del labrador e incendia su casa. Desesperado, el ingrato se arroja por el balcón mientras implora socorro a la Virgen del Carmen, que se presenta junto a él con un jarro de agua. En cuanto bebe el primer sorbo, el labrador sana y se arrepiente de sus pecados. El narrador asegura que Dios premiará con buenas cosechas a todo aquel labrador que sea caritativo. En algunas versiones, la Virgen castiga al labrador enviándole una ceguera; este enferma de lepra y se refugia en un muladar, donde es auxiliado por el sirviente que socorrió a la Virgen.