Las hijas de Merino + Tórtola herida

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1478r

Recopiladores

Notas

Las informantes indican que lo cantaban de niñas mientras se mecían en una especie de columpios a los que llamaban mecedores.

En esta versión, se repiten todos los hemistiquios excepto el 1a y el 5a.

Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

Pendiente de transcripción musical.

Comentario de María Jesús Ruiz:
La canción de La tórtola herida puede aparecer en la tradición oral de modo autónomo (como es el caso de estas versiones) o –muy frecuentemente- como post scriptum del romance de Las hijas de Merino (y alguna vez del romance de La Doncella guerrera). La tórtola herida comparte con Las hijas de Merino el recurrente tema infantil de la niña desventurada y/o seducida, y trae a colación motivos e imágenes hondamente arraigados en el archivo memorial de la canción tradicional femenina: el vergel como lugar de amor y desamor (aquí peral), el canto del ave solitaria (soltería, abandono) y la confianza ciega en el enamorado seguida de la maldición a su inconstancia. Son asimismo frecuentes en la tradición peninsular versiones que rompen el tono trágico de la canción por un aditamento jocoso propicio al uso lúdico del texto (“A los hombres garrotazos, / a las mujeres palizas…”), lo cual se vincula a la tendencia a la carnavalización (“contrafactas” burlescas) de buena parte del cancionero infantil (Ruiz, 2016). Pelegrín realiza un pormenorizado y brillante estudio del tema en 2003: 213-216.

Bibliografía

IGRH: 0826

Otras versiones de "Las hijas de Merino"

Atero Burgos (2003: n.º 111); Fraile Gil (2013: n.º 199); Gómez Garrido (2012: n.º 45); Marazuela Albornos (1981: n.º 208); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 128, 129); Moreno Moreno (2016: n.º 114); Pimentel García (2020: n.º 475); Piñero Ramírez (1996: n.º 108); Piñero Ramírez (2004: n.º 73); Piñero Ramírez (2013: n.º 93); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: pp. 114-115); Sevilla (1921: n.º 88); Trapero (2000a: n.º 151).

Contaminaciones y engarces

Las hijas de Merino + Monja por fuerza (Pérez Rivera, 2015: n.º 295); Las hijas de Merino + Tamar (Benítez Sánchez, 2000: p. 240).

Otras versiones de "Tórtola herida"

Atero Burgos (2010: II, n.º 316, clasificada en "Canciones de corro. Ruedas simples"), Pelegrín (1999: n.º 097 de "Canciones de Corro").

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

PELEGRÍN, Ana (1996). La flor de la maravilla: juegos, recreos, retahílas. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, cap. 7. “Romances en la tradición oral infantil”, pp. 229-286.

PELEGRÍN, Ana (2003). Los romances infantiles: Siéndome yo niñaEl romancero de La Gomera y el romancero general a comienzos del tercer milenio (ed. de Maximiano Trapero). Cabildo Insular de La Gomera, pp. 201-218.

RUIZ, María Jesús (2016). Las metamorfosis del romancero en la tradición infantil. Odres nuevos, retos y futuro de la literatura popular infantil. IV Jornadas Iberoamericanas de Investigadores de Literatura Popular Infantil. Ed. de Cristina Cañamares. Ángel L. Luján y César Sánchez Ortiz. Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha, pp. 69-82.

Transcripción

 

—Madre, si me deja usted     un ratito a la alamea

con las hijas de Medina     que llevan rica merienda—.

Al tiempo de merendar,      se pierde la más pequeña.

Calle arriba, calle abajo,     se la ha encontrado en la vega,

donde la fuera a encontrar    en una jaula metida.

—Mi abuela tenía un peral    que echaba peras muy finas,

en lo alto del peral    se sube una golondrina. [Com.]

 

[Com.:

Cayetana: —Y ya es más larguilla, pero yo no me │ yo no...]

Resumen de "Las hijas de Merino"

Una muchacha le pide permiso a su madre para ir a merendar con las hijas de Merino. Durante la merienda, se pierde la más pequeña. La encuentran hablando con su galán, que le promete matrimonio. En algunas versiones, se añade al final la canción "La tórtola herida".