Audio
Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
Las informantes indican que lo cantaban de niñas mientras se mecían en una especie de columpios a los que llamaban mecedores.
En esta versión, se repiten todos los hemistiquios excepto el 1a y el 5a.
Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Pendiente de transcripción musical.
Comentario de María Jesús Ruiz:
La canción de La tórtola herida puede aparecer en la tradición oral de modo autónomo (como es el caso de estas versiones) o –muy frecuentemente- como post scriptum del romance de Las hijas de Merino (y alguna vez del romance de La Doncella guerrera). La tórtola herida comparte con Las hijas de Merino el recurrente tema infantil de la niña desventurada y/o seducida, y trae a colación motivos e imágenes hondamente arraigados en el archivo memorial de la canción tradicional femenina: el vergel como lugar de amor y desamor (aquí peral), el canto del ave solitaria (soltería, abandono) y la confianza ciega en el enamorado seguida de la maldición a su inconstancia. Son asimismo frecuentes en la tradición peninsular versiones que rompen el tono trágico de la canción por un aditamento jocoso propicio al uso lúdico del texto (“A los hombres garrotazos, / a las mujeres palizas…”), lo cual se vincula a la tendencia a la carnavalización (“contrafactas” burlescas) de buena parte del cancionero infantil (Ruiz, 2016). Pelegrín realiza un pormenorizado y brillante estudio del tema en 2003: 213-216.
Bibliografía
IGRH: 0826
Otras versiones de "Las hijas de Merino"
Otras versiones de "Tórtola herida"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
PELEGRÍN, Ana (1996). La flor de la maravilla: juegos, recreos, retahílas. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, cap. 7. “Romances en la tradición oral infantil”, pp. 229-286.
PELEGRÍN, Ana (2003). Los romances infantiles: Siéndome yo niña… El romancero de La Gomera y el romancero general a comienzos del tercer milenio (ed. de Maximiano Trapero). Cabildo Insular de La Gomera, pp. 201-218.
RUIZ, María Jesús (2016). Las metamorfosis del romancero en la tradición infantil. Odres nuevos, retos y futuro de la literatura popular infantil. IV Jornadas Iberoamericanas de Investigadores de Literatura Popular Infantil. Ed. de Cristina Cañamares. Ángel L. Luján y César Sánchez Ortiz. Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha, pp. 69-82.
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Transcripción
—Madre, si me deja usted un ratito a la alamea
con las hijas de Medina que llevan rica merienda—.
Al tiempo de merendar, se pierde la más pequeña.
Calle arriba, calle abajo, se la ha encontrado en la vega,
donde la fuera a encontrar en una jaula metida.
—Mi abuela tenía un peral que echaba peras muy finas,
en lo alto del peral se sube una golondrina. [Com.]
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[Com.:
Cayetana: —Y ya es más larguilla, pero yo no me │ yo no...]