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Notas
Esta versión, transmitida en cabileño, ha sido traducida por Óscar Abenójar.
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
Traducción
Érase una vez una mujer que tenía un hijo que no paraba de llorar. Lloraba y lloraba sin parar...
El chacal, que estaba en la huerta, escuchó que la madre estaba amenazando al muchacho. Le decía que si no se callaba terminaría dejándolo solo en la huerta para que se lo comiera el chacal. Así que el chacal se quedó allí esperando y esperando a que la madre se lo echara. Pero la madre siguió meciendo al pequeño hasta que consiguió que se callara. Y al final acabó durmiéndose…
Pero el chacal siguió esperando y esperando a que le echara a su hijo, hasta que terminó desesperándose y dijo: “¡En esta casa solo hay farsantes!”. Y se marchó de allí refunfuñando: “¡En esta casa solo hablan por hablar!”.