Los bandidos secuestran a un niño / I briganti rapiscono un bambino

Audio

Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1519n

Recopiladores

Notas

Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

Transcripción

Traducción

[Teresa:] —Entonces somos primas... pues nuestro bisabuelo. Pues esto pasó más o menos a mediados del siglo XIX... Esta familia De Luca, en fin...

[Mario:] —Le tienes que decir que había un trajín continuo de bandidos en nuestro pueblo.

[Teresa:] —Porque era un pueblo de montaña. Además de eso…

[Mario:] —Les pillaba de paso.

[Teresa:] —No hay otros pueblos, ¿sabes? Es el último pueblo y luego se llega a la cima del Appennino, la cima del Appennino, la cima del Appennino, el Gran Sasso. Está en alto, a mil metros el pueblo.

[...]

Entonces, esta familia De Luca, pues, era una de las familias, digamos, en aquellos tiempos, siendo un pueblo de montaña también, muy acaudalada; y entonces, era agosto, era un día de fiesta, a lo mejor era el día de la Asunción, de todas maneras, era verano, y estos bandidos se presentaron en esta casa y lo primero, quisieron toda la ropa buena porque en aquellos tiempos cuando se casaban, llevaban tanta ropa de lana buena que tenía que durar toda la vida, ¡eh! Primero requisaron todos los vestidos buenos y luego dice:

—¡Nosotros sabemos que vosotros tenéis monedas de oro!—.

Ellos lo negaron. Dice:

—¡No, no! ¡Nosotros no tenemos nada!—.

Lo negaron y, en fin, este bandido insistía todavía, insistía, y estos:

—¡No, no, no, no!—.

Entonces dijeron:

—Nos llevamos a vuestro hijo.

Giovanni, podía tener diez, doce años.

[Mario:] —A lo mejor siete, ocho.

[Teresa:] —Era un niño. Dice:

—Cogemos a este niño como rehén y nos lo llevamos.

Si, por ejemplo, al amanecer, si hacia las cinco, las seis, pongamos, no... Les dijeron el nombre del sitio, me parece Llano de las Almendras, está un poco fuera del pueblo, apenas salías del pueblo que empezaba el bosque, esto es Llano de las Almendras, se va a pasear también.

[El bandido] dice:

—Nosotros lo matamos si no traéis el oro.

Cuando se fueron estos bandidos, luego, en familia, se pusieron a hablar. Dice:

—Pero qué hacemos, que… dejamos que nos maten un hijo por…—.

Y estas monedas las tenían escondidas dentro de las cañas de bambú que estaban detrás de la puerta, ¿sabes?, la puerta de entrada, entonces, ¿quién iba a pensar?

Pues cogieron todas estas monedas de oro que tenían y fueron a este sitio. El niño tenía ya las manos atadas detrás, estaba de rodillas, una piedra... con una piedra delante, le habrían cortado la cabeza. Estaba ya listo, o sea, que se acercaba la hora, ¿no? Cuando les entregaron el oro, luego los bandidos les devolvieron al niño y se marcharon.

 

 

Transcripción

[Teresa:] —Quindi siamo cugine… quindi il nostro bisnonno. Allora questo fatto è successo verso la metà dell’Ottocento… Questa famiglia De Luca, insomma…

[Mario:] —Gli devi dire che era un passaggio continuo di briganti al paese nostro.

[Teresa:] —Perchè era un paese di montagna. Oltre quello...

[Mario:] —È di transito.

[Teresa:] —Non ci sono altri paese, capito? È l’ultimo paese e poi viene la cima dell’Appennino, la cima dell’Appennino, la cima dell’Appennino, il Gran Sasso. Sta in alto, a mille metri il paese.

[…]

Allora, sta famiglia De Luca, insomma, era tra le famiglie, diciamo, quei tempi, essendo un paese di montagna poi, molto facoltose; e allora, era agosto, era un giorno di festa, forse era Ferragosto, comunque era estate, e questi briganti si sono presentati a questa casa e la prima cosa hanno voluto tutti i vestiti buoni perchè a quei tempi quando si sposavano, portavano tanti vestiti di lana buoni che dovevano durare per tutta la vita, eh! Prima hanno requisito tutti questi vestiti buoni e poi dice:

—Noi sappiamo che voi avete dei marenghi d’oro!—.

Loro l’hanno negato. Dice:

—No, no! Noi non abbiamo niente!—.

L’hanno negato e, insomma, questo brigante insisteva ancora, insisteva, e quelli:

—No, no, no, no!—.

Allora hanno detto:

—Ci prendiamo il vostro figlio.

Giovanni, poteva avere dieci, dodici anni.

[Mario:] —forse sette, otto.

[Teresa:] —era un bambino. Dice:

—Ci prendiamo questo bambino come ostaggio e… ce lo portiamo.

Se, magari verso di giorno, se verso le cinque, le sei, mettiamo, non… Li hanno detto il nome del posto, mi sa Piano delle Mandorle, è un po fuori del paese, appena si usciva del paese che cominciava il bosco, quello è Piano delle Mandorle, si va a fare le passeggiate pure.

[Il brigante] dice:

—Noi l’ammazziamo se non portate i marenghi.

Quando se ne sono andati questi briganti, poi, in famiglia, si sono messi a parlare. Dice:

—Ma che facciamo, che… ci facciamo ammazzare il figlio per…—.

E questi marenghi d’oro li tenevano nascosti dentro le canne di bambù messe dietro la porta, capito?, la porta di ingresso, quindi chi ci andava a pensare?

Allora hanno presso tutti questi marenghi che tenevano e sono andati a questo posto. Il bambino ci aveva già le mani legate dietro, stava in ginocchio, una pietra… con una pietra davanti, le avrebbero tagliato la testa. Era già pronto, insomma, perchè si avvicinava l’ora, no? Come li hanno consegnato i marenghi, poi i briganti hanno ridato il bambino e se ne sono andati.