La muchacha disfrazada de varón [ATU 514]

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1530n

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Notas

Esta versión, transmitida en árabe, ha sido traducida por Óscar Abenójar.

Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

Transcripción

Traducción

Hadjitek!

[—Mâdjitek!][1]

 

Había una vez un comerciante que tenía siete hijas. Todas las mañanas, antes de ir al mercado, les preguntaba qué querían que les trajera. Seis de ellas le pedían cosas, y la séptima le decía:

—Yo no quiero que me traigas nada. Lo único que deseo es que te vaya bien y que regreses pronto.

Todas las noches, al volver a casa, le llevaba a ella el mejor regalo. Siempre le recompensaba con regalos mejores que los de sus hermanas. Y lo mismo pasaba todos los días, hasta que sus hermanas terminaron poniéndose celosas. Entonces llamaron a una bruja. Le contaron la historia:

—Nosotras le pedimos regalos todos los días, y nuestra hermana, que nunca le pide nada, siempre recibe regalos mejores que los nuestros.

Y la vieja les dijo:

—Decidle a vuestra hermana que le pida a su padre el coral verde que cuelga de su cuello.

Al día siguiente, como de costumbre, por la mañana, antes de salir de casa, las seis muchachas le dijeron a su hermana pequeña:

—Tú creerás que te da muchos regalos, pero la verdad es que a ti nunca te ha traído el coral verde que lleva colgado de su cuello.

Ella no sabía a qué se referían con aquel coral verde… Al día siguiente, por la mañana, antes de que su padre se fuera de casa, la muchacha le dijo:

—Nunca te he pedido nada, pero hoy voy a decirte algo.

Y él dijo:

—¿Qué quieres, hija mía?—.

Y ella dijo:

—Te pido que me traigas el coral verde que lleva colgado de su cuello[2].

A continuación él se marchó a buscarlo. Y estuvo buscándolo por todas partes. Les preguntó a todos los joyeros del país. Pero no lo encontró.

Entonces volvió a casa. Por el camino le dijeron que aquel “coral” era un hombre. Se referían al hijo del sultán. Al volver a casa por la noche, la pequeña le dijo:

—Sé bienvenido, papá.

Y él respondió:

—¿Te das cuenta acaso de lo que me has pedido? ¡Me has pedido un hombre! ¡Es el hijo del sultán!

Luego se la llevó al corral y la dejó allí encerrada con las gallinas. Tuvo que pasar la noche en el gallinero. A la mañana siguiente, en cuanto su padre pasó a su lado para marcharse a trabajar, le dijo:

—Buenos días, papá.

El padre respondió:

 

Tu amor y tu envidia

en el corral te retuvieron[3].

 

Y se marchó. Por la noche, al llegar a casa, volvió a ocurrir lo mismo. La muchacha volvió a saludar a su padre:

—Bienvenido, papá.

Pero aquel día el padre no le había traído nada del mercado. Se acercó a ella y le dijo:

 

Tu amor y tu envidia

en el corral te retuvieron.

 

Y siempre ocurría lo mismo. Hasta que un día la muchacha se vistió de hombre y se marchó al zoco. Al llegar allí compró todos los productos del mercado, porque sabía de sobra que su padre iba todos los días al zoco. Y ¿qué hizo? Pues puso una mesa a la entrada del mercado y obligó a la gente a que se pusiera a tostar habas. Así que la gente se puso venga a tostar habas y venga a tostar habas, y justo entonces llegó su padre. La joven lo reconoció, pero él a ella no. Entonces le pidió que se pusiera él también a tostar habas. Y él respondió:

—No es nuestra costumbre tostar habas antes de entrar en el zoco.

Y ella dijo:

—Pues ahora es así. Es la nueva ley, y tú no serás una excepción.

Y cuando cayó la noche y llegó la hora de volver a casa, ella salió corriendo. Lo adelantó y le dijo:

—Bienvenido, papá.

Y dijo:

 

Tu amor y tu envidia

en el corral te retuvieron.

 

Y ella respondió:

 

Mi amor y mi envidia…

No he frito las habas con los dedos[4].

 

Entonces él entró en casa. Y al día siguiente lo mismo. Al tercer día la obligó a salir del gallinero y le dijo:

—¿Qué significan esas palabras que me dices siempre?—.

Y ella dijo:

—Respóndeme tú primero. ¿Qué significa lo que tú me dices? Fue una bruja la que les dijo a mis hermanas que yo tenía que pedirte eso del coral verde. Les dijo que te pidiera el coral verde colgado de su cuello.

Y él dijo:

—¡Ah!, ¿sí? Conque ¿era eso? ¡Eres libre! Tienes mi permiso incluso para irte a buscar a ese príncipe.

Entonces ella se disfrazó de hombre y se marchó. Empezó a buscar y a preguntar a la gente que se iba encontrando por el camino. Se puso a buscar el coral verde colgado de su cuello. Un día alguien le indicó dónde estaba, y ella se fue a ver al sultán. Llamó a la puerta… Al instante apareció un criado. Y ella le dijo:

—Estoy buscando a fulano.

Entonces el criado fue a decirle al príncipe:

—Hay alguien que quiere verle.

El príncipe recibió a la muchacha disfrazada de varón:

—Bienvenido seas.

Y ella dijo:

—Te lo agradezco.

Cenaron y pasaron la noche en casa de él. La madre del príncipe los puso en la misma habitación, cada uno en su cama, pero el uno al lado del otro. Al día siguiente, por la mañana, el príncipe le dijo a su madre:

—Mamá, me da la impresión de que ese hombre es una mujer.

Y ella le respondió:

—¡Bah, qué tontería!—.

Y él insistió:

—Pues eso es lo que creo.

Y su madre le dijo:

—Yo no lo creo. Pero si tú tienes dudas, llévatelo a dar una vuelta por el país y hazle pasar al lado de una tienda de armas y de una joyería. Si ves que se interesa más por las armas que por las joyas, significará que es un hombre; pero si le interesan más las joyas, entonces será una mujer.

Y se fueron a dar una vuelta. Empezaron a echar un vistazo por las joyerías. Él se quedó mirando las joyas, y la muchacha también les echó un vistazo; pero luego enseguida hizo como si no le interesaran, y se alejó.

Entonces el príncipe le dijo:

—¿Por qué te vas? ¡Ven a ver las joyas!—.

Y ella le dijo:

—¡No, vamos a ver las armas!—.

Volvieron a dar una vuelta y después regresaron a casa. Al día siguiente su madre le dijo:

—Llévatelo a un huerto donde haya frutas y verduras.

Y añadió:

—Si ves que se pone a comer todas las frutas hasta la saciedad, pues será que es una mujer. Pero si ves que solo coge una fruta por aquí y otra fruta por allá, eso significará que es un hombre.

Así que se la llevó a dar una vuelta. Al cabo de un rato pasaron entre los árboles. Y entonces ella cogió algunas frutas. El príncipe le dijo:

—¡Come más!—.

Ella respondió:

—Son frutas, no me voy a llenar con eso.

Luego él volvió y se lo contó a su madre, y ella le dijo:

—¡Entonces no hay duda! ¡Es un hombre!—.

Por la noche la madre le dijo:

—De todos modos, tú ponle jazmín debajo de la cama. Si es un hombre, no se moverá, y las flores no se marchitarán. Pero si es una mujer, empezará a dar vueltas y vueltas mientras duerme, y acabará aplastando las flores.

Así que puso las flores y se fue a dormir. La muchacha se pasó toda la noche regando las flores. Y al día siguiente el príncipe se encontró que las flores estaban en perfecto estado. Entonces fue a contárselo a su madre. Y ella le dijo:

—Pues ya solo queda una cosa que puede ayudarnos a resolver el misterio: el hammam[5].

Y el príncipe le dijo a la joven:

—Ahora que ya hemos visitado el país y que hemos dado una vuelta, si te parece bien, te invito al hammam.

Y ella respondió:

—Pues sí, me parece bien.

Se prepararon, se llevaron sus cosas y se fueron al hammam. El príncipe empezó a quitarse la ropa para ir a la habitación caliente[6], y mientras tanto ella se puso a dar vueltas para matar el tiempo. Luego el príncipe entró y le dijo:

—Sígueme, que te espero dentro.

Entonces la muchacha escribió una nota, se la dio al encargado del hammam y se marchó. El príncipe se quedó esperándola, esperándola y esperándola durante un buen rato hasta que al final acabó cansándose y decidió marcharse. Al salir fue a preguntarle al encargado, y este le dijo:

—Pues no sé qué decirte. Creo que su padre está enfermo y ha tenido que marcharse. De todas maneras, te ha dejado esta nota antes de irse.

Le entregó la nota, y el príncipe leyó: “¡Idiota, hijo de un idiota, que no eres capaz de ver la diferencia entre un hombre y una mujer! ¡Mierda, hijo de una mierda, que no eres capaz de distinguir entre un hombre y una mujer!”. Entonces el príncipe pensó: “¡Solo puedo quererla a ella!”. Y a continuación se marchó a buscarla.

En cuanto la encontró, se fue directamente a pedir su mano al padre de la muchacha. Se casó con ella, y celebraron una boda de siete días y siete noches.

 

[1] Hadjitek! / Mâdjitek!: lit.: “¡Te he contado! / ¡No has venido!”.

[2] La identidad del enigmático personaje al que remite ese “su” no será desvelada en ningún momento de la narración. Tal vez ese pronombre anafórico remita al príncipe que después protagonizará el relato.

[3] El informante formuló este pareado en árabe (Aâchqak wa hwak / fi bit l’djadj khalak).

[4] En árabe argelino: Aâchqi wa hwaya… / Ma qlitch l ful bin hdaya.

[5] Hammam: baño turco muy popular en el Magreb.

[6] Habitación caliente, cámara del hammam donde los visitantes exponen sus cuerpos al vapor antes de pasar a la piscina de agua fría.

Resumen de ATU 514

The Shift of Sex. A king who has only (three) daughters must send a son to war (needs a son for other reasons). The daughters ask to be allowed to pretend to be men, but only the youngest passes tests which her father sets. He gives her magic objects (a horse) and she goes to the war.

In some variants a queen has only daughters and, afraid of her husband's anger, pretends that the youngest is a boy. Or for other reasons a woman disguises herself as a man and goes out into the world.

The woman in man's clothing [K1837] accomplishes heroic deeds and/or goes into service with a king. The daughter (sister) of the king falls in love with her and wants to marry her. The woman in man’s clothing refuses, or the marriage is unconsumated. In order to get rid of the "servant/ husband", impossible tasks are set. The woman is able to accomplish these with the help of a helper (several helpers, the horse). Cf. Types 461, 465, 513A-513C.

In some variants the tests concern the gender of the "servant", which had been doubted. For example, her manner of eating and her behavior in a garden are tested, or she is asked to bathe with the brothers of the princess.

At the end of the tale, the woman in man’s clothing is transformed into a man. This happens either through a demon's curse [D11] or a saint's help, seldom by accident. Then the princess is

happy with her husband and the former woman becomes king. Her parents are happy that finally they have a real son. (Uther, 2004: I, 301).

[El cambio de sexo. Un rey que tiene solo (tres) hijas debe enviar a un hijo a la guerra (necesita un hijo por otras razones). Las hijas piden que se les permita hacerse pasar por hombres, pero solo la más joven pasa las pruebas que el padre establece. Él le da objetos mágicos (un caballo) y ella va a la guerra.

En algunas variantes, una reina solo tiene hijas y, temerosa de la ira de su marido, finge que la más joven es un niño. O bien, por otras razones, una mujer se disfraza como un hombre y sale por el mundo.

La mujer vestida de hombre [K1837] logra hazañas heroicas y/o entra al servicio de un rey. La hija (hermana) del rey se enamora de ella y quiere casarse con ella, La mujer vestida de hombre rehúsa, o el matrimonio queda sin consumar. Con el fin de librarse del “sirviente/marido”, se establecen tareas imposibles. La mujer es capaz de conseguirlos con la ayuda de un ayudante (varios ayudantes, el caballo). Cf. Tipos 461, 465, 513A-513C.

En algunas variantes, las pruebas están relacionadas al género del “sirviente”, del cual se había dudado. Por ejemplo, se pone a prueba su forma de comer y su comportamiento en un jardín, o le piden que se tome un baño con los hermanos de la princesa.

Al final del cuento, la mujer vestida de hombre se transforma en un hombre. Esto sucede ya sea a través de la maldición de un demonio [D11] o la ayuda de un santo, pocas veces por accidente. Entonces la princesa es feliz con su marido y la anterior mujer se convierte en rey. Sus padres están felices de que finalmente tienen un hijo de verdad. (Traducción de Laura Moreno Gámez)]