La Virgen sueña la Pasión

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1538r

Informantes

Recopiladores

Notas

La informante lo categoriza como oración e indica que se la enseñó su tía Encarnación cuando iba a su casa los fines de semana.

Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

Agradecemos la valiosa colaboración de la Asociación Cultural Cañamares de Chilluévar.

Bibliografía

IGRH: 0702

Otras versiones de "La Virgen sueña la Pasión"

Garrosa Gude (2017: p. 306); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 57, 58); Pimentel García (2020: n.º 277); Trapero (2003: n.º 59); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 98).

Contaminaciones y engarces

La Virgen sueña la Pasión + El castillo de la Virgen (Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 59); La Virgen sueña la Pasión + El rastro divino (Betancourt, Bonamore y Cohen, 1992: n.º 20 de «Romances religiosos»; Trapero, León Felipe y Monroy Caballero, 2016: n.º 98.1). 

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

La virgen María,     que de Jerusalén venía,

en un prado se entró     y allí se aposentó.

(Y) vido venir     el Hijo de Dios:

Y dijo: —¿Qué haces ahí,     Madre mía?

¿Se duerme o se vela?     —Ni duermo ni velo,

que esta noche pasada     he tenido un  sueño,

que tus pies y tus manos     los vide clavar,

la corona de espinas     te la quieren dar.

—Madre mía, esas tres cosas     son mucha verdad,

y el que esta oración diga     al acostar y al levantar,

las puertas del paraíso     abiertas las tendrá.

Y en el infierno     nunca jamás las verá.

Resumen de "La Virgen sueña la Pasión"

María está leyendo un libro de rezos, cosiendo o tendiendo, cuando aparece Jesús, que le pregunta qué está haciendo. Ella le cuenta que ha soñado con él: estaba clavado en una cruz y de su costado manaba sangre, en la cabeza portaba una corona de espinas y su boca estaba repleta de hiel. Jesús le confiesa que sus temores se harán realidad. En otras versiones, Cristo se entristece al comprobar cuál será su destino.