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Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante indica que se la enseñaron su padre y su madre. Además, acostumbra rezarlo en Semana Santa.
Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Bibliografía
IGRH: 0064.1 + 1537.1
Otras versiones de "El discípulo amado"
Otras versiones de "El rastro divino"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
PÉRE RODRÍGUEZ, M. (1981). Romances rezados en la comarca de Acentejo (Tenerife). Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 36, 201-208.
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GRANADA, G. de (1978). Dos notas sobre romances tradicionales en Chocó (Colombia). Revista de Literatura, 77-78, 115-128.
PÉRE RODRÍGUEZ, M. (1981). Romances rezados en la comarca de Acentejo (Tenerife). Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 36, 201-208.
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Transcripción
El peral que Dios plantó echa las peras de gloria,
la tierra que lo crio de su perfecta memoria.
Las carnes me están temblando de estas palabras que he dicho,
¿quién se pudiera volver de la vez de Jesucristo?
Jesucristo fue nacido de la hija de Santa Ana,
antes que su muerte llegue, a sus discípulos llama:
—Venid, discípulos míos, los doce de mi compaña.
A uno a uno los va llamando, a dos a dos los juntaba.
cuando los tenía juntos, gloria de cena les daba,
cuando los tenía cenados, de esta manera les habla:
—¿Cuál de vosotros, amigos, por mí morirá mañana?
El uno se mira al otro, ninguno respuesta daba.
Sí San Juan evangelista, que predica en su montaña:
—Yo moriré por mi Dios, mi vida no vale nada.
Antes que amaneciera, Jesucristo caminaba
con una cruz en los hombros de madera muy pesada.
Salió una santa mujer, Verónica se llamaba.
Verónica de mi vida, Verónica de mi alma,
sacó un paño de sus pechos para limpiarle la cara:
—Tres dobleces tiene el paño, tres caras voy a hacer estampadas.
Una se fue para Jaén, otra en Roma se quedó,
(y) otra se fue al mar para consagrar el agua. Amén.