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Notas
Esta versión, transmitida en cabileño, ha sido traducida por Óscar Abenójar.
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
Érase una vez un rey que tenía una hija que estaba enferma. Ningún médico del reino había conseguido curarla. Entonces el rey anunció que haría rico a quien consiguiera curar a su hija. Pero le advirtió a todo el mundo de que mandaría matar a todo aquel que se presentara voluntario y que no consiguiera curarla.
Entonces llegó al reino un hombre dispuesto a curar a la muchacha. Le dio a la princesa un talismán lleno de colores, lleno de luces y muy llamativo, como si fuera una perla. A la muchacha le gustó mucho el talismán y se quedó mirándolo hasta que se puso buena del todo. Se curó. Desde aquel día volvió a comer y a hablar. Entonces el rey le ofreció mucho dinero al hombre, pero él no lo aceptó. Le dijo que él solo quería casarse con su hija. El rey aceptó y celebraron la boda.
Pasó el tiempo, y un día los esposos salieron a pasear. Entonces la muchacha sacó su talismán y se quedó mirándolo, porque le gustaba mucho. Pero justo en aquel momento se le cayó al suelo, y entonces llegó un pájaro que bajó volando hasta el suelo, se comió el talismán y salió volando. El marido se puso a perseguir al pájaro… El pájaro volaba y el marido corría detrás de él hasta que terminó perdiéndose en tierras muy lejanas. Había dejado sola a su mujer… La mujer entonces se quedó esperando a que volviera su marido. Pero pasaba el tiempo y él no aparecía. Entonces decidió ir a buscarlo.
En aquel país había un pequeño barco que transportaba a los viajeros durante un año y volvía al año siguiente. La mujer se quedó esperando durante mucho, mucho tiempo a que su marido regresara, pero al final terminó embarcando en aquel barco. Entonces llegó a una tierra desconocida y le pidió a una anciana que le dejara pasar la noche en su casa. La anciana la recibió en su casa. Luego la mujer le pidió que le diera un burnús, y la anciana se lo dio. La mujer se puso el burnús, se disfrazó de hombre y se dirigió a la mezquita. Allí se convirtió en un hombre piadoso y empezó a enseñar a los niños. Llamaba a las cinco oraciones y vivía en la mezquita.
El marido, por su parte, terminó alcanzando al pájaro. Lo cazó y le sacó el talismán del vientre. El pueblo en el que estaba el marido solía exportar aceite de oliva a otros pueblos. Entonces el hombre cogió una vasija y la llenó de aceite de oliva. Luego puso dentro el talismán y volvió a su tierra para embarcar, porque quería ir a ver a su mujer. Pero el hombre no llegó a tiempo para embarcar, y el barco se marchó con la vasija de aceite y el talismán dentro. Entonces el hombre se quedó llorando a la orilla del mar. El barco se marchó al lugar donde vivía la mujer disfrazada de religioso. Los alumnos le preguntaron a su maestro si quería aceite de oliva, y el maestro aceptó. Entonces, como gesto de consideración y agradecimiento, le trajeron la tinaja más bonita.
En cuanto la abrió, la mujer vio su talismán. Entonces les dijo que se llevaran la vasija al mismo país de donde la habían traído y que le trajeran a su dueño. Así que el barco volvió al país que exportaba el aceite, y allí encontraron al marido, que todavía seguía llorando a la orilla del mar, esperando que el barco volviera.
Entonces acompañaron al hombre a la mezquita, y allí se encontró con su mujer. Desde aquel día ya nunca más volvieron a separarse. Después volvieron a su tierra y celebraron una boda que duró siete días y siete noches.