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Notas
Se repite dos veces cada grupo de heptasílabo y pentasílabo.
Agradecemos la colaboración de Eréndira Alejandra Ortega Medina en la edición digital de este registro.
Bibliografía
IGRH: 0142
Este registro fue previamente editado en: Miguel Ángel Peña Díaz (2019). El repertorio de poesía de tradición oral de Milagros Rego Carrasco y Dolores y Salud Oca Ramallo, Jerez de la Frontera, 1994. Boletín de literatura Oral, 9, 321-356.
Otras versiones de "Los primos romeros"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
LÓPEZ ESTRADA, F. (1984). El romance de Don Bueso y la canción de La peregrinita en el cancionero folklórico de Antequera. En A. López Bernasocchi y J. M. López de Abiada, De los romances-villancico a la poesía de Claudio Rodríguez: 22 ensayos sobre las literaturas española e hispanoamericana en homenaje a Gustav Siebenmann (pp. 253-263). Madrid: José Esteban.
RODRÍGUEZ BALTANÁS, E. J. (1997). La boda de penalty: El romance de los primos romeros o la resolución poética de un conflicto vulgar. Revista de dialectología y tradiciones populares, 52 (1), 47-64.
ROLDÁN GARCÍA, A. (2017). Cabra en el corazón romancero de García Lorca: "Romance sonámbulo" - "Los pelegrinitos". Arte, arqueología e historia, 23-24, 19-22.
VALIENTE BARROSO, B. (2015). El Romancero tradicional de Cantabria: el ciclo del tabú del incesto [Tesis doctoral]. Universidad Complutense de Madrid.
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Transcripción
Para Roma caminan los peregrinos
pa que los case el papa, porque son primos.
Sombrerito de hule lleva el mozuelo
y la peregrinita de terciopelo.
Al pasar el arroyo de la Victoria
tropiezó la madrina y cayó la novia.
La madrina se ríe y el novio llora
y en ver que se ha caído la pobre novia.
Llegaron a palacio, suben arriba,
en la sala de en medio lo desaniman.
Les ha preguntado el papa la edad que tienen,
ella dice que quince y el diecinueve.
Les ha preguntado el papa de qué tierra es,
ella dice de Cabra y el de Lucena.
Les ha preguntado el papa que si han pecao.
—Al pasar el arroyo le di la mano—.
Le ha dado la penitencia de silla en silla,
para darle la mano la peregrina.
—Peregrinita hermosa, vámonos de aquí
que por lo que yo veo me quedo sin ti.