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Notas
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
Esto era una vez un niño tan chiquitito, tan chiquitito que era como un garbancito. Un día dice su madre:
—Uy, tengo que ir a hacerle la comida a papá y no tengo azafrán.
—¡Madre, yo voy a ir por azafrán!
—¡Que no, que eres mu chico!
—¡Ah, ah! —y empezaba a llorar—. Yo quiero ir por azafrán, yo quiero ir por azafrán…—.
Y su madre por no oírlo: —Toma el dinero y vete ya—.
Y ahora iba cantando por la calle:
—Pachín, pachán, pachón,
mucho cuidado con lo que hacéis,
pachín, pachán, pachón,
a Garbancito no piséis—.
Y ahora llegó a la tienda y decía: —¡Eh, eh!—.
Y dice el tendero: —¿Quién va?
—Un centimito de azafrán—.
Y el tendero [¿mira para acá, mira para allá, pero?] no lo encontraba hasta que al final vio brillar un centimito en el suelo, lo cogió y le dio a Garbancito un centimito de azafrán. Y ya Garbancito muy contento se fue a su casa. Y llegó, y dice:
—Madre, hoy quiero llevarle yo la comida a padre.
—Eso sí que no y que no, que tú eres muy chico y te perderías.
—¡Ah, ah! Yo quiero ir a llevarle la comida a papá—.
Y la madre, por no oírlo: —Toma la cesta y vete ya—.
Y va por la calle tan contento cantando:
—Pachín, pachán, pachón, mucho cuidado con lo que hacéis, pachín, pachán, pachón, a Garbancito no piséis—.
Y entonces llegó a… | empezó una tormenta y entonces empezó a llover fuerte, fuerte, fuerte y Garbancito bajo una col se fue a refugiar para no mojarse. Entonces ya terminó la tormenta y, y salió una vaca a comer hierba. Y empezó a comer la hierba y se comió la col con tanta gana y a Garbancito con sus zuecos, su camisa y pantalones de pana. En esto que por la noche cuando el padre llegó del campo no había tenido comida y, y su madre… | Garbancito no había vuelto y empezaron a buscarlo:
—¡Garbancito! ¿dónde estás?, ¡Garbancito! ¿dónde estás?—.
Y Garbancito desde dentro decía:
—Aquí, aquí estoy,
en la barriga del buey que se mueve
donde no nieva ni llueve—.
Y al rato otra vez:
—¡Garbancito! ¿dónde estás?, ¡Garbancito! ¿dónde estás?
—Aquí, aquí estoy,
en la barriga del buey que se mueve
donde no nieva ni llueve—.
Y entonces su madre y su padre y empezaron a darle a la vaca tanta comida, tanta comida, tanta comida… que al final, “pun”, la vaca hizo caca y salió Garbancito muy sucio y muy desaliñado como si nada hubiera pasado.
Y este cuento se ha acabado.