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Notas
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
Mira, el cuento de Ricardito. Era un niño muy pobre, muy pobre, que no tenían para comer… muchísima hambre y un día se encontró a un viejecito en la calle y le dio una semillita. Dice:
—Toma, Ricardito, siembra esto en tu casa—.
Y el niño llegó a su casa muy contento:
—Mamá, mamá, que un viejecito me ha dado una semilla, la voy a sembrar ahora mismo en casa—.
Cogió y la sembró. Y por la mañana, cuando se levantó, se quedó espantao viendo lo que había subido. ¡Era una col! Y era alta, alta, alta… Sale el niño dando saltos:
—¡Mamá, corre!—.
Y cogió y empezó a subir una penca, otra penca, otra penca… y ya, “pon”, se dio un golpetazo en la cabeza y vio que era el cielo. Y entonces salió san Pedro y le dijo:
—Ricardito, ¿Tú qué haces aquí?—.
Dice: —¡Ay! Yo, que es que tenemos mucha hambre en mi casa, y me dieron una semillita y he sembrao y yo no sé dónde estoy—.
Dice: —Tú estás en el cielo y yo soy san Pedro. ¿Tú qué quieres?—.
Dice: —Yo, hartarme de comer que en mi casa tenemos muchísima hambre—.
Dice: —Ea, pues vete pa abajo, allí te encontrarás un mantel, tú lo extiendes encima de la mesa y cada vez que tengas hambre lo extiendes y verás qué lote de comer os vais a dar—.
Baja mu contento:
—¡Mamá, mamá, mamá! He chocao y he tropezao con san Pedro y me ha dado un mantel y me ha dicho que lo ponga encima de la mesa—.
Mira, corriendo estaban enmayaos, salieron todos los hermanos a ver el mantel, locos de contentos. Y todos los manjares más buenos, mira comiendo que iban a reventar, pon, pon, pon, pon, comer, comer, comer… Bueno pues ahora ya que comieron:
—Y ahora que estamos hartos de comer, a nosotros no nos pega esta ropa… y no tenemos un duro ni tenemos na. Yo voy a subir otra vez arriba en busca de san Pedro—.
Otra vez coge una penca, otra penca, otra penca… otra vez hasta que chocó con san Pedro:
—Ricardito, ¿dónde vas otra vez?
—¡Oh, san Pedro! Que estamos hartitos de comer y ahora ni tenemos ropa, mira cómo estamos. Y dice mi mamá ve y le pide a san Pedro a ver si nos viste y nos da algún dinero o algo—.
Dice: —Ea, po vete para abajo y te vas a encontrar un burro. Y, y el burrito ese tiene las alforjas, las angarillas, llenitas, llenitas de dinero—.
Coge, baja pa abajo y cuando va llegando se encuentra el burro “ia, ia”, el burro rebuznando… locos de contentos dando vueltas todos alrededor:
—¡Mira qué de dinero!—.
Coge y ahora le cogen los dineros, se arreglan y él con burro mu contento. Pero ahora lo ve uno y ve que tiene el dinero en el burro y va y le roba el burro. Le quitó el burro, le quitó el mantel, el dinero… todo se lo robó. Y el pobre todos llorando:
—¡Ay, que nos han quitado el burro, ay, vaya por Dios!—.
La madre, el padre…: —¿Qué hacemos? Po sube y se lo dices a san Pedro.
—¿Y yo voy a subir otra vez en busca de san Pedro? ¿Qué va a pensar san Pedro? Yo no voy más.
—Que sí, tú le dices que te han robao el burro y verás—.
Bueno pues coge otra vez… otra vez penca, otra penca, otra penca, vengan pencas… hasta que choca con el cielo otra vez:
—¿Hombre, ahora qué quieres? ¿No te he dao ya de comer, no te he dao dinero y un burro para que te pasees? ¿Qué más quieres?
—¡Ay, que me lo han robao! Que me han robao el burro, se han llevao hasta el mantel y nos han dejao sin na.
—¡Ojú, Ricardito! Ya me tienes harto. Bueno, anda, toma este bastón. Llévate este bastón y verás que con este bastón vas a descubrir al que te lo quitó—.
Se baja otra vez muy contento:
—¡Mamá, ahora me ha dao un bastón! A ver qué voy a hacer con el bastón—.
Pues se va paseando con el bastón y de pronto el bastón se lía a saltar y a darle palos a uno, a uno, a uno, a uno… y ya descubrió que era el que le ha quitao el burro. Y ya le recuperó el burro otra vez y otra vez ya muy contento y ya él venga dar palos, venga dar palos… Y entonces ahora ya el bastón, el bastón que le dio san Pedro, cuando iba por la calle y vio al tío que le había robao el burro y se lo había robao to y se lio a darle palos, palos, palos… hasta que ya el tío le dijo la verdad, que le había quitao el burro y se lo devolvió y ya se quedaron en su casa y fueron felices y comieron perdices y la mar de contentos con su mantel y con su burro, con su dinero y con toas las cosas.