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Notas
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
Esto era una gallina que estaba escarbando debajo de un chaparro. Estando escarbando “pun”, le cayó una bellota en lo alto de la cresta, de la cocoroquila. Y se asustó, se lio a correr, correr y más alante se encuentra con un gallo. Y el gallo dice:
—Compá gallina, ¿adónde va usted tan corriendo?—.
Dice: —Porque el mundo se está cayendo—.
Dice: —¿Quién te lo ha dicho?—.
Dice: —Pues a mí que me ha caído en lo alto de la cocoroquila—.
Dice: —Vámonos corriendo, que no nos pille debajo—.
Siguen corriendo, corriendo más adelante y se encuentran a un gato.
Dice: —Compá gallo, ¿por qué corre usted tanto?—.
Dice: —Porque el mundo se está cayendo—.
Dice: —¿Y a usted quién se lo ha dicho?
—A mí, la compá gallina.
—¿Y a la compá gallina?
—Que le cayó en lo alto de la cocoroquila.
—Pues vamos a correr—.
Y se lían a correr, correr... “pun” se encuentran más alante a un perro.
—Compá gato, ¿por qué corre usted tanto?—.
Dice: —Porque el mundo se está cayendo—.
Dice: —¿Y a usted quién se lo ha dicho?—.
Dice: —A mí, el compá gallo.
—¿Y al compá gallo?
—La compá gallina.
—¿Y a la compá gallina?
—Po que le cayó en lo alto de la cocoroquila.
—¡Ea! po vámonos corriendo—.
Se liaron a correr, a correr, a correr... Y más alante se encuentran a un toro. Y dice:
—Compá perro, ¿Por qué corre usted tanto?—.
Dice: —Porque el mundo se está cayendo—.
Dice: —¿Y a usted quién se lo ha dicho?—.
Dice: —A mí, el compá gato.
—¿Y al compá gato?
—El compá gallo.
—¿Y al compá gallo?
—La compá gallina.
—¿Y a la compá gallina?
—Que le cayó en lo alto de la cocoroquila.
—¡Ea!, po vámonos corriendo, corriendo—.
Más adelante, correr, correr, correr... se encuentran a un burro. Dice:
—Compá toro, ¿por qué corre usted tanto?—.
Dice: —Porque el mundo se está cayendo—.
Dice: —¿Y a usted quién se lo ha dicho?—.
Dice: —A mí, el compá perro.
—¿Y al compá perro?
—El compá gato.
—¿Y al compá gato?
—El compá gallo.
—¿Y al compá gallo?
—La compá gallina.
—¿Y a la compá gallina?
—Que le cayó en lo alto de la cocoroquila.
—¡Ea!, pues vámonos a correr, a correr, a correr, a correr...—.
Siguen corriendo y ya se hizo de noche. Dice:
—Bueno, y ahora, la hora que es, de noche, ¿dónde nos vamos, dónde nos amparamos?—.
Y entonces vieron una luz mu lejos. Y dicen:
—¡Ea! Pues vámonos a la luz aquella, que aquello tiene que ser una casa que hay. A ver si nos dan cobijo allí—.
Pues siguen pa’alante, pa’alante y llegan y cuando se asoman por la ventana eran unos ladrones que habían allí, muy malos. Se asoman y dicen:
—Son los ladrones. Como entremos nos van a matar—.
Dice el burro:
—Verás lo que vamos a hacer. Nos vamos a poner en el lao de la puerta. En lo alto de mi lomo se van a montar el gallo y la gallina y en lo alto del toro se van a montar el perro y el gato. Y cuando yo diga: “¡vamos a una!”, a ca uno vamos a pegar voces a lo que sabemos: el gato maullando, la gallina cacareando, el gallo kikiriqueando, el perro ladrando, el buey berreando… todos a la vez. A ver si así se asustan—.
Pues eso hicieron. Cuando dijo el burro: “venga a una, a dos y a tres”, “uau, uau, uau”, el toro berreando, pegando unos berríos… el perro ladrando, la gallina cacareando, el gallo “kikirikí” y los ladrones al sentir aquellos ruidos, se asoman a la puerta.
Ven aquello en la puerta, se asustan y salen corriendo, corriendo pa el campo, asustaos.
Pues entran ellos, entonces estaban comiendo en la mesa, dejaron la mesa puesta allí, entraron ellos, se hartaron de comer y ya que se hartaron de comer, dicen:
—Bueno, ¿pues ahora qué hacemos?
—Bueno, pues mira, ya aquí que tenemos la casa, pues aquí nos vamos a quedar esta noche—.
El gato se quedó en la chimenea, que había un poco de rescoldo, como le gusta el calor de la chimenea, había un poco de rescoldo de la candela, allí se quedó. El toro se fue a la casa de la paja, el burro a la cuadra, el perro a la perrera, y el gallo y la gallina se fueron al gallinero. Ea, ya está y apagaron la luz.
Ya los ladrones, cuando vieron que la luz se apagaba, hacía mucho rato, viendo que no se sentía a nadie, dicen:
—Pues vamos a ir, vamos a ir a ver…—.
Pero ahora ninguno era capaz de ir. Y el capitán de ellos dice:
—Bueno, pues alguno tenemos que ir. Vamos a echarlo a suerte—.
Total, le tocó a uno y al que le tocó, tuvo que ir. Cuando va entrando por la puerta muy descallandito, entra para dentro, como no había luz, vio en la chimenea una lucecita como un ascua y va a encender un cigarro, pero eran los ojos del gato le brillan de noche y el gato que lo estaba viendo lo que le pegó un arañón: “miau”. Le pegó un arañón, le arañó toda la mano.
Sale de asustao de allí, corriendo, pasa por la cuadra, le pega el burro una patá. ¿Adónde lo manda? A la casa de la paja que estaba el toro, el toro le pega allí una corná… lo tiró por lo alto y lo tira a la puerta de la calle que estaba la perrera. El perro, al caer le pega otro bocao en, en la pierna... y le pegó con los colmillos en la pierna. Ya pasa por el gallinero, mira pa arriba, a ver si veía las estrellas, el gallo y la gallina se cagó en lo alto de ellos también.
Sigue corriendo, corriendo adonde llegan los otros. Y dicen:
—¿Qué? ¿Qué es lo que hay allí?, ¿qué es lo que hay allí?
—Yo no entro allí… allí hay dragones por tos laos. En la chimenea había un tío con un tenedor, me ha pegao, me ha arañao toa la mano. En la cuadra había un tío con un palo, me ha pegado un palo que me ha tirao a la casa la paja. En la casa la paja otro con una horca, me ha pegao con la horca y me ha tirao a la calle. En la puerta había un tío con un puñal y me ha rajao la pierna. Y al pasar por el gallinero, había allí unos albañiles que están tirando a cá pellá, que me han dejao ciego—.
Y ellos se quedaron amos de la casa. Y ya ahí se acabó el cuento.