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Notas
Ángel ha aprendido este cuento de su abuelo Cipriano.
Este archivo se recogió en el colegio público de Ahigal, dentro del proyecto de recopilación de folklore infantil auspiciado por la Asociación Álbum.
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
guarrapo: cerdo. Término empleado en parte de Extremadura.
Transcripción
[Ángel:] —Había una mujer mu lista de Ahigal que se llamaba Ana y un hombre que era… mu bobo que era de Guijo que se llamaba Juan, ¿no? Y se casaron y un día le mandó la mujer a que comprara un guarrapo*, | no, un día le mandó la mujer a que comprara un guarrapo, ¿no? le dio doscientas pesetas. Entonces Juan el bobo fue a comprar el guarrapo, ¿no? y se lo vendían por cien, y Juan el bobo insistía en que él compraba el guarrapo por doscientas pesetas en vez de por cien y, y compró | y al final el hombre aceptó, ¿no? y dijo al guarrapo: “Vete pa casa tú solito que ahora voy yo”. Fue Juan pa casa y el guarrapo no llegó.
Entonces dijo a una mujer | le dijo la mujer:
—Juan, ¿has traío el guarrapo?—.
Y dice Juan: —No, si le he dicho que viniera pa’acá. Si le, si le, si le dicho que viniera pa’acá ¿cómo, cómo no ha venío?—.
Y dijo la mujer: —Es que al guarrapo se le, se le lleva atao de | al carreto del burro —¿no? Y eso. Y dijo la mujer— Vete a por unas vasijas ahí a | ahí abajo, ¿no? ahí a Ahigal. Vete a por unas vasijas. Pero el guarrapo lo tenías que haber traío atao del carro—.
Entonces fue a por unas vasijas, ¿no? Se las dieron y las traí-, y las traía atás del carro y se, y se iban rozando con el suelo y se iban rompiendo y cuando llegó a casa, y cuando llegó a casa na más quedaba que, que la boca de la vasija. Y dijo la mujer:
—¿Y la vasija?—.
Y dijo Juan: —Ahí atrás la traigo atá del carro—.
Y dijo la mujer: —¿Pero cómo se te ocurre traer la vasija ahí, la vasija se, se trae a la cabeza—.
Y entonces fue, y entonces ahora la mujer lo mandó a por un saco de pez.
[Compañero:] —¿De qué?
[Ángel:] —De pez.
[Recopilador:] —De pez, ¿sabéis lo que es la pez?
[Compañero:] —No.
[Ángel:] —Es como, es como un pegamento.
[Recopilador:] —Como el alquitrán, ¿no? Una cosa así.
[Ángel:] —Entonces fue a por un saco de pez, ¿no? se lo puso a la cabeza y del calor se derrite y cuando llegó a casa traía to el saco en la cabeza puesto en el pelo, todo el pegamento ahí, ¿no? y le dijo la mujer:
—¿Pero cómo se te ocurre?—.
Se fue a cortar el pelo y se quedó calvo aunque aún le quedaba un poquino de pegamento. Entonces, le mandó la mujer a que fuera a por sal. Y dijo:
—El saco de pez lo tenías que haber traído mojándolo en charcos—.
Entonces, entonces fue a por el saco de sal y lo fue mojando en cada charco y cuando llegó a casa ya na más le quedaba que el saco, porque la sal se había ido quedando en to los charcos. Y dijo la mujer:
—¿Pero cómo se te ocurre? La sal se trae puesta encima de, de, del burro —¿no? Y entonces dijo la mujer— Anda, quédate tú aquí en casa, y que la gallina no, no se quite del posadero que tiene un huevo puesto—.
Entonces se fue la mujer a hacer la compra, ¿no? Juan entró en el corral y la gallina se espantó. Entonces dijo: “Como la gallina se espantó, pa que no se enfríe el huevo, me siento yo encima de él”. Entonces, entonces se sentó encima del huevo y cuando llegó la mujer:
—¡Juan! ¿adónde estás?, ¡Juan! ¿adónde estás?—.
Y dijo Juan: —¡Estoy aquí en el corral—.
Y, y cuando llega la mujer dice: —¡Levántate de ahí que está el huevo de la gallina!—.
Y cuando se levantó tenía to el huevo pegado al culo y, y, y ya está.