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Notas
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
Se le había muerto la madre y entonces, el padre se casó otra vez con la | con otra mujer y esa era la madrastra y ella pues tenía otra niña. Y el padre llevaba la niña esa y la madrastra llevaba otra niña. Y entonces la madrastra no la quería. Y la Mariquilla era mu lista y entonces se ponían a dormir por la noche y le decía la madrastra al padre:
—Mira, ¿sabes qué? Que mañana nos vamos a levantar por la mañana y vamos a coger a las niñas y nos las vamos a llevar al monte y las vamos a perder, porque to lo que hacen es comer y estrozar las cosas y aquí no las queremos—.
Entonces claro po el padre dice:
—Bueno, pues ya está, po muy bien—.
Y la Mariquilla era muy viva y estaba siempre despierta y se estaba enterando y entonces cogió, tenían una higuera en el patio y se levantó por la mañana muy tempranito, se montó en la higuera y cogió higos. Y los padres iban delante y ella: “venga, Mariquilla, vamos p’alante”. “Ahora” y ella iba detrás echando higuitos para cuando volviera saber por dónde tenían que venir. Entonces venga echar higuitos, venga echar higuitos, pero la otra hermana venía detrás. Va echando los higuitos hasta que llegaron al monte. Dice:
—Ea, venga, que vamos a hacer cisco, vamos a hacer cisco. Ustedes se vais por esa parte a buscar la leña y nosotros nos vamos por esta—.
Entonces se fue con la hermana ella por un lao a buscar la leña y los padres, por otra. Y cuando llegaron ya con la leña po ya no estaban allí los padres.
—¡Ay, que se han ido, que se han ido!—.
Le dice ella a la otra, dice:
—Tú no llores, que nosotros no nos hemos perdío, que yo he venío echando higuitos por to el camino—.
Dice: —¡Y yo, que me los he venío comiendo!—.
Asín que ahora pos se quedaron perdías en el bosque. Bueno pos venga andar, venga andar, venga andar… se encontraron una casita mu bonita. Entonces salió la bruja mala, dice:
—¡Oy! ¿Qué hacéis por aquí?—.
Dice: —Que mi padre nos ha perdío—.
Y tenía ella, tenía otra niña y entonces dice:
—Bueno, pues no preocuparse, no preocuparse porque yo os voy a dar comida y aquí vais a estar en mi casa mu bien. Verás qué bien que lo vais a pasar—.
Entonces agarró y como era tan mala y ella era tan lista, se dio cuenta de lo que era la otra.
Cogió por la noche y antes de acostarlas, dice:
—Venga, que os voy a peinar—.
Y a cada una le hizo un peinao distinto: a su niña le dejó el pelo suelto, a las otras les hizo una trenza… y le hizo a cada una un pelo distinto y por la noche vino la bruja tocando los pelos. La Mariquilla cogió, y la | se despeinó ella y le hizo a su niña la trenza. La cambió. Entonces por la noche vino la bruja tocando los pelos, sin la luz encendía ni na. Cuando ya tocó los pelos, como tocó que estaba la trenza hecha pos cogió y la mató, y después a las otras pues las dejó. Y ellas cogieron y se fueron. Cuando ya la bruja se notó que ya había matao y por la mañana se alevantó, pues entonces ellas se alevantaron y se fueron y la bruja estaba llorando:
—¡Ay, Mariquilla! ¿Adónde estás? ¡Como te pille, te mato! ¿Mariquilla, dónde estás? ¡Que me has matao a mi niña!—.
¡Ah! Ella cogió y se puso en una plaza con un ataúd hecho, la Mariquilla, y se puso a llorar:
—¡Ay, que se me ha muerto mi madre!, ¡Ay, que se me ha muerto mi madre!—.
Y la otra no la conoció porque estaba ella ya con un velo y vestía de negro y to. Y con el ataúd puesto y entonces dice:
—Buenos, si se te ha muerto tu madre, ¿por qué lloras tanto?
—Que aquí mi madre no cabe en la caja, que mi madre no cabe en la caja—.
Y la bruja dicen que era muy alta y dice:
—¿Cómo que tu madre no cabe en la caja?
—Que no, que mi madre, después de tenerle el ataúd hecho, mi madre no cabe—.
Dice la bruja:
—Pos espérate, que me voy a meter yo, verás. ¿Tu madre es más alta que yo?—.
Dice: —No—.
Dice: —Pos yo me voy a meter, verás tú, si aquí quepo yo…—.
Y se metió la bruja y la otra la tapó y aquí se acabó mi cuento con pan y queso. Asín que…