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Notas
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
Tío Currillo. Tío Currillo era mu lioso, le dicen Tío Currillo porque era mu embustero. Entonces Tío Currillo estaba en su casa y tenía un mulo que le pegaba palos y cagaba dinero. Y llegan dos gitanos y dicen:
—¿Esto qué es, un mulo que caga dinero, con lo faltos de dinero que estamos nosotros?—.
Total que le dicen:
—¡Nos tienes que vender el mulo!
—¡Que no, que cómo te voy a vender yo el mulo, que el mulo ese es mi vida!
—¡Que me lo tienes que vender!—.
Total le vende el mulo a los dos gitanos. Entonces se lo llevan los gitanos a su casa y le hace a la mujer que desaloje la mejor habitación que tiene porque el burro va a cagar dinero. Y cuando empieza a cagar el burro, venga cagar, venga cagar… pero no cagaba dinero, lo que cagaba era… cagá. Y le dicen las mujeres cuando llegan los maridos:
—¡Mira lo que ha cagado el burro!
—¡Ahora vamos y matamos al Tío Currillo!—.
Cuando llega al Tío Currillo y le dice:
—¡Tío Currillo!—.
Dice la mujer:
—El Tío Currillo no está aquí, pero yo tengo ahí un perrito que le hago así: “arre a buscar a tu amo” y se va a buscar a su amo —y dice— ¡Arre a buscar a tu amo!—.
Viene el amo, dice:
—Tío Currillo, lo que quiero que nos venda, el perro.
—Chiquillo, ¿yo cómo te voy a vender el perro? Si yo, esta es mi vida, yo soy tratante, si viene alguien po el perro me avisa. Bueno, po te lo voy a vender—.
Le vende, cuando llega a la mujer:
—Mira, este perro, cuando llegue alguien, a hacer un trato po lo que tenéis que hacerme es decirle al perro: “ve en busca de tu amo” y el perro va en busca de nosotros—.
Po llega un hombre a hacer unos tratos, dice:
—¡Corre a buscar a tu amo!—.
Y el hombre, desesperado, se fueron. Cuando llega a la noche:
—¿Por qué no nos has mandado el perro?—.
Dice: —Lo mandamos—.
Dice: —¡Ahora sí que matamos a Tío Currillo! ¡Vamos, a ese lo cogemos y nos lo cargamos!—.
Llega ancá Tío Currillo y empiezan a hablar y cogen… lo cogen a Tío Currillo, lo meten en un saco. Y se lo llevan por un monte, lo montan en un cerro alto, alto y él se pone a llorar y pasa un cabrero. Y se lía a llorar:
—¡Ay, ay, ay, ay! ¡Qué pena! ¡Con lo viejo que estoy y me van a casar con la hija del rey!—.
Y salta y le dice el cabrero:
—Pero ¿por qué lloras tanto?—.
Dice: —Con lo viejo que soy, me casan con la hija del rey— dice—¿Por qué no te metes tú en el saco, yo me salgo y a ti te casan?
—Po mira, vale, toma mis cabras—.
Bueno po llegan los dos gitanos y se encuentran… dice uno:
—¿No parece aquel Tío Currillo?—.
Dice: —¿Cómo va a ser Tío Currillo, si al Tío Currillo lo hemos tirado por el Tajo Ronda?
—Que no, que aquel es Tío Currillo—.
Se vuelve otra vez:
—Que no, que aquel es Tío Currillo—.
Hasta que se acerca:
—¡Oye, Tío Currillo!, ¿tú qué haces aquí?
—Na, que ustedes me tiraron por el tajo más bajito y he sacao una piara de cabras, pero si me tiráis por el más alto, po saco una piara de mulos—.
Como a los gitanos les gustaban tanto los mulos:
—¡Po mira, métenos en un saco y nos tiras!—.
Y entonces cogió, los tiró, claro, a los dos se los cargó. Se quedó con el dinero, se quedó con el burro, se quedó con to.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.