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Notas
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
Pues, eh, en un pueblo muy lejano vivía una princesa que estaba enamorada de un príncipe, entonces, pues, eh, pues ellos, los dos se querían y pues, eh, decidieron pues hablar, establecer una relación.
Entonces un día, eh, normal, estaba la chica, la princesa, andando por un campo, eh, cerca de su castillo y pues vino un lobo, y la secuestró.
Y, pues, pasaron por tres castillos. Pasaron por el castillo de color azul, por el castillo de color rojo y por el castillo de color verde. Y pues, eh, no la secuestró en ninguno de esos tres castillos, hasta llegar al, al castillo de color amarillo y, pues, ahí, sí que la escondió.
Después, eh, el chico, pues se dio cuenta de que, pues la princesa no estaba, entonces pues fue a su búsqueda.
Entonces pues pasó por el castillo de color azul y, pues, le preguntó al castillo:
—¡Castillo, castillo!, eh, ¡castillo, castillo de color azul!, ¿está ahí la princesa… la princesa?—.
Y, pues, le dijo:
—¡Oh, príncipe!, ¡oh, príncipe!, no, la princesa no se encuentra aquí—.
Entonces cogió su caballo y se fue al siguiente castillo, que era el de color rojo. Y le preguntó:
—¡Oh, castillo de color rojo!, ¡oh, castillo de color rojo!, ¿está la princesa ahí?—.
Y le dijo el castillo de color rojo:
—¡Oh, príncipe!, ¡oh, príncipe!, no, la princesa no se encuentra aquí—.
Entonces, pues, decidió probar en los dos últimos. Entonces pasa al verde y le dijo:
—¡Castillo de color verde!, ¡castillo de color verde!, ¿se encuentra ahí la princesa…? | ¿se encuentra ahí la princesa?—.
Y le dijo:
—¡No, príncipe!, ¡no, príncipe!, la princesa no se encuentra aquí—.
Entonces, pues pasó al, al castillo de color amarillo, y, pues, le preguntó lo mismo que a los otros.
—¡Castillo amarillo!, ¡castillo amarillo!, ¿se encuentra ahí la princesa?—.
Y, pues, le dijo el castillo:
—¡Oh, príncipe!, ¡oh, príncipe!, sí, la princesa se encuentra aquí—.
Entonces, pues, eh, decidió llamarla, pero no podía entrar, entonces cogió a un gallo que estaba por ahí cerca y le dijo:
—Eh, por favor, dile a la princesa que estoy aquí y que la he encontrado—.
Entonces el gallo fue a hablar con la princesa que estaba cosiendo | o sea, no, estaba haciendo lana. Entonces, le dijo el gallo:
—¡Princesa, princesa! El príncipe te llama—.
Y le dijo:
—¿Qué?, ¡imposible!, ¿cómo va a saber que estoy aquí?—.
Entonces el gallo volvió al príncipe y le dije, le dijo:
—¡Príncipe, príncipe!, la princesa no te cree—.
Y le dijo:
—Ah, vaya, pues róbale un poco de lana y ven corriendo hacia aquí—.
Y pues eso es lo que hizo el gallo, le robó un poco de lana y vino corriendo hacia donde estaba el príncipe.
Entonces, eh, la princesa, pues enfadada, le dijo:
—¡Ey!, ¡ven aquí, gallo, ven aquí!, no me robes mi lana—.
Entonces, se fue a perseguirle hasta llegar al príncipe. Le dijo:
—¡Oh!, ¡eres tú, príncipe!—.
Y, pues, eh, le dijo:
—¡Sí!—.
Y le dijo:
—¡Venga!, ¡vamos a escaparnos!—.
Y le dijo la princesa:
—¡Buah!, es que no puedo porque el lobo está ahora dormido pero toda su vajilla habla, entonces, si me escapo los platos, los cuchillos… empezarán a gritar que me he escapado y le despertarán. Sólo puede, o sea, está dormido todo el año, pero si alguien le despierta, lógicamente, se despierta. Entonces, pues, mal—.
Entonces le dijo:
—Vale, pues te voy a dar unas hojas y las vas a tener que… eh, pues, que aplastar en el mortero. Entonces, eso… | y después le das una gota de ese líquido, porque lo tiene que mezclar con agua, eh, a cada vasi…, | o sea, sí, al plato, al cuchillo…—.
Entonces, pues, eh, lo aplastó en el mortero y, pues, ya se fu… | eh, le aplicó una gota sobre cada, cada plato, cada cuchillo, cada tenedor, eh, tenedor, menos el mortero porque, lógicamente, pues pensaba que al haber aplastado las hojas ahí, pues, dijo: “Pues tampoco voy a hacer mucho”.
Entonces escaparon en el caballo del príncipe y, pues, el mortero, pues empezó a saltar encima de la cabeza del lobo, y se pone:
—¡Lobo, lobo!, ¡ha escapado la princesa!, ¡ha escapado la princesa!—.
Entonces el lobo, pues, se despertó y, superrápido, les fue a perseguir.
Eh, le empezaron | le tiraron primero agujas, eh, mil agujas, y se las empezó a quitar y cuando se las quitó les volvió a perseguir, detrás del caballo.
Entonces después le quitaron | le tiraron cuchillas, otras mil cuchillas y, pues, eh, ya después, pues se las quitó, como con las agujas y, pues, les empezó a seguir.
Y ya, pues, los princi… | la princesa y el príncipe pensaron que no, que no iban a poder escapar. Entonces, lo único que les quedaba era: sal y canicas. Entonces, tiraron la sal y las canicas, el lobo se cayó, se rompió la pierna, entonces no les pudo seguir, lógicamente y, pues, ya por fin llegaron a, al palacio donde vivía la princesa y, pues, al final se casaron y, pues, fueron felices y comieron perdices.