Audio
Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
Traducción
Érase una vez un rey que tenía siete esposas estériles, y sus siete yeguas sufrían del mismo problema. El rey estaba preocupado. Un día se encontró con un erudito, y le habló de su situación, y este le aconsejó:
—Coja siete manzanas de un manzano, y siete ramas de un granado, que encontrará en el bosque más lejano. A cada esposa le dará una manzana, y con cada rama, apaleará a cada yegua, así se curarán—.
Al siguiente día el rey partió en busca de las arboledas señaladas por el anciano.
Encontrado el bosque, cogió las siete manzanas, y las siete ramas de las cuales una era corta. Luego emprendió su viaje de regreso. En el camino el rey tuvo sed, y como no tenía agua, mordió una de las siete manzanas. En su casa les dio a sus mujeres las suculentas manzanas, la esposa más complaciente se quedó con la mordida, aceptándola de buen grado. Luego apaleó las yeguas con las ramas hasta que estas se rompieron, tal como le indicó el anciano.
Después de algunos meses las esposas y las yeguas del rey quedaron embarazadas.
Todas sus esposas le dieron hijos fuertes y sanos, excepto la que comió la manzana mordida. Esta tuvo un hijo bajito pero que resultó ser el más astuto. Lo llamaron Kdidech. Las yeguas también le dieron caballos fuertes y completos, excepto la que apaleó con la rama corta. Ésta tuvo un caballo bajito, que fue el preferido de Kdidech.
Un día el rey les pidió a sus hijos irse de excursión para descubrir lo desconocido, y montados en sus caballos partieron, muy animados, surcando el mundo, atravesando bosques y pantanos, ríos y montañas, hasta que un día llegaron a una caverna oscura, fría y tenebrosa. Era de noche, y los hermanos pensaban dormir allí, pero descubrieron que Thamza vivía allí. Esta al oír sus voces salió y les dio la bienvenida a su morada. Kdidech, como era el más astuto, no se fio mucho, él sabía que detrás de esa gentileza escondía una intención maligna.
Mientras que los siete hermanos descansaban en un rincón, Thamza les preparó carne de asno asada sin que se dieran cuenta, y cogió la cabeza del asno y la puso en una postura como si estuviese comiendo paja. Kdidech vio que el asno no rebuznaba, y se dio cuenta de que la carne con cuscús que les sirvió Thamza de cena era de ese animal. Los estaba alimentando para que sean su desayuno. Y él se las estaba ingeniando para salvarse. Sus hermanos, en cambio, comieron y comieron sin parar hasta que se atiborraron, y durmieron como troncos.
Kdidech se quedó despierto, hablando con Thamza:
—¿A qué hora duermes? —le preguntó.
—Cuando escuches en mi estómago el croar de las ranas, el mugido de las vacas, y el balido de las ovejas, significa que ya estoy dormida—.
Después de un rato Kdidech se estremece al escuchar los ronquidos de Thamza, además del ruido ensordecedor de los animales. Al fin estaba dormida, Kdidech se acercó a sus hermanos y los despertó a patadas.
—Despertad necios, o seréis el desayuno de esa ruin golosa, habéis comido un burro, y para colmo dormís como troncos; solo un demente duerme en la cueva de Thamza, rápido antes de que despierte, montad vuestros caballos—.
Y montados en sus caballos los siete hermanos salieron corriendo. Llegaron a una colina y le preguntaron a la luna:
—Luna lunera, tú que estás en el cielo, y desde lo alto lo puedes contemplar todo ¿qué estará haciendo Thamza?
—¡Tranquilos! Thamza está profundamente dormida—.
Los hermanos siguieron caminando durante toda la noche, hasta que llegaron a otra colina y le preguntaron de nuevo a la luna:
—Luna, lunera, tú que estás en el cielo, y desde lo alto lo puedes contemplar todo ¿qué estará haciendo Thamza?
—Se está moviendo—.
Kdidech al escuchar que se estaba despertando les pidió a sus hermanos preparar mucho carbón. Al día siguiente le preguntan otra vez a la luna:
—Luna lunera, tú que estás en el cielo y desde lo alto lo puedes contemplar todo ¿qué estará haciendo Thamza?
—Corred, corred, y sálvese quien pueda. Thamza está cerca, si os alcanza os mata—.
Los siete hermanos siguieron cabalgando a toda prisa. Pasado un momento a sus espaldas, a pocas leguas, se empezaron a oír los pasos de Thamza que movían las montañas, y agitaban con furor las hojas de los árboles. Sus pasos se escuchaban como truenos.
Kdidech ordenó a sus hermanos que reunieran madera para bloquearle el paso con fuego y humo para cegarle los ojos. Pero finalmente con eso no consiguieron nada. Los hermanos llegaron a un mar pequeño y lo cruzaron. Thamza al ver que se escapaban, los amenazó y maldijo.
Los siete regresaron con su familia, su padre los recibió ansioso de saber qué habían aprendido, y qué aventuras habían vivido. Kdidech se quedó callado, mientras que sus hermanos le relataban todo al rey, le contaban como Kdidech les salvó, y también le hablaban de los tesoros que poseía Thamza:
—Thamza es una horrible y enorme mujer, con unas garras terribles, y un aliento fétido como la muerte; su pelo era como un nido gigante de aves. En su morada, tiene una gallina y polluelos de oro, una tetera con vasos de oro, y una hermosa alfombra de oro, todo era de oro.
—Muy bien, ahora demostradme vuestra valentía, quiero tener en mi poder las riquezas de Thamza, y vosotros me los traeréis.
—No padre, Kdidech nos salvó, él es quien debe ir.
—Entonces iras tú, Kdidesh.
—Pero padre, Thamza me puede comer.
—Si no obedeces mis órdenes seré yo quien te mate—.
Al día siguiente Kdidech salió a cumplir su misión. Con su fiel caballo, tomó el camino rumbo a la morada de Thamza. Después de un día, una noche, y una mañana, arriba por fin a su destino. Kdidech encontró que Thamza no estaba en su morada, aun así le era imposible coger los tesoros, pero tenía que ingeniárselas para que ella los cediera sin necesidad de robárselos. Consistía en coger un largo palo de caña, y desde lejos mover los vasos para producir ruido e interrumpir su sueño. Kdidech se escondió, y la esperó. Después de un momento escuchó un ruido tenebroso proveniente de lejos; el zumbido hacía caer las hojas de los árboles al suelo. La noche se acercaba, y Thamza ya tenía la barriga llena, era la hora de su descanso. Se metió en su guarida y se tumbó sobre la alfombra. Pasados unos minutos, empezaron a oírse las voces de los animales que residían en su enorme panza. Ya estaba dormida, y Kdidech entró en acción, cogió el largo palo de caña, y con él empezó a mover los vasos para producir el chirrido de los cristales. Thamza se enfurecía y amenazaba a los vasos, pero él no paraba de moverlos, y el tintineo siguió su ritmo, y así una y otra vez, hasta que Thamza se hartó, y para descansar en paz cogió los vasos y la tetera, los puso en un saco, y los tiró fuera. Kdidech los recogió y emprendió su viaje de regreso a casa. Al llegar su padre no se conformó con ese tesoro, su codicia le exigía más:
—Si no me traes la gallina y sus polluelos, mañana será tu fin—.
Nuestro pequeño héroe partió la mañana siguiente al alba, y con él llevaba el largo palo de caña. Cuando vio que Thamza estaba dormida otra vez, con el largo palo de caña empezó a molestar a la gallina que empezó a cloquear sin parar:
—¡Koc! ¡koc! Un desconocido me picotea ¡koc! ¡koc!
—Déjame dormir maldita, ¡cállate!—.
Y así siguió Kdidech una y otra vez hasta que Thamza se hartó, cogió la gallina y los polluelos, los puso en un saco y los tiró fuera. Kdidech los cogió y se los llevó al rey. Pero este no se contentaba; esta vez le pidió traer la alfombra sobre la que duerme Thamza.
Kdidech estaba confuso. No sabía qué hacer para lograr hacerse con la alfombra. Resultaba algo imposible, porque si la roba Thamza lo perseguiría y no se salvaría de su cólera. Se daría cuenta deprisa, era su tesoro más preciado. Después de pensárselo mucho se le ocurrió una estrategia. Buscó unos pinchos los puso en el bolsillo y partió de nuevo. Cuando llegó, tuvo la suerte de encontrar la alfombra de Thamza reposada al sol. Aprovechó la ausencia de la vil golosa, y empezó a clavar los pinchos en la alfombra sin dejar ni un hueco sin pincho. Cuando terminó el trabajo buscó un escondite y esperó, hasta la aparición de Thamza. Ésta cogió su alfombra y se metió en su morada. Al posarse sobre la alfombra, empezó a sentir picaduras por todas partes.
—¡Maldita alfombra! está llena de pulgas. ¡Malditas pulgas!—.
Y otra vez cogió la alfombra y la tiró; Kdidech de nuevo la cogió y se la llevó al rey.
—Aquí tiene la alfombra padre.
—Ahora me tendrás que traer a Thamza viva.
—¡Pero padre me matará! ¡Me está pidiendo que la traiga viva! Es una bestia, me puede destrozar el cráneo, aplastándolo como si aplastara una nuez.
—Cumple mis órdenes, si quieres seguir con vida—.
Kdidech estaba desorientado, no sabía qué hacer. ¡Cómo podía atrapar a una fiera!
Otra vez una idea astuta rondó su mente; pero primero tenía que buscar una trampa a lo grande. Fue a un carpintero y le pidió construir una enorme caja con ruedas, puerta, y candados. Cuando la caja estaba preparada partió en busca de la ogra. Al llegar se disfrazó de curandero y empezó a repetir unas palabras en voz alta delante de la morada de Thamza:
—¡Salgan, salgan, hay cura para todo, al viejo, juventud, al ciego, vista, al sordo, oído, al enfermo, salud, salgan, salgan!—.
Como Thamza era corta de vista y no escuchaba bien, salió y le preguntó al curandero:
—¿Y cómo curas la vista y el oído?
—Señora solo tiene que meterse en esta caja y todos sus males desaparecerán, igual que desaparece el humo en el aire.
—¿Si me meto volveré a ser joven?
—Sí, sí, volverá a ser joven, recuperará su vista y oído. Esta caja lo cura todo, mi señora.
—Si es así, entonces me meto—.
Kdidech esperó hasta que Thamza entró por completo en la caja, y la encerró allí usando los candados, dejándole solamente una pequeña abertura para que pueda respirar. Y se la llevó a su padre:
—Padre aquí tiene lo que quería.
—¿Dónde está?
—Mira en la caja, ella está dentro—.
El rey se acercó despacio, y se asomó por la abertura. Vio unos horribles colmillos, un pelo espantoso, unos ojos llenos de cólera, y el aliento fétido de la bestia lo asfixió, y finalmente su voz le puso los pelos de punta.
—¡Condenado! ¿¡Cómo osas traer semejante bestia, es lo peor que he visto en mi vida!?
—Pero padre yo he cumplido sus órdenes, me pidió traerla y aquí la tiene. He cumplido mi palabra con honor.
—Ahora regrésala a su sitio, de donde la has traído—.
De nuevo Kdidech parte con Thamza dentro de la caja, pero no podía regresarla a su morada, porque si le abre la caja ella se lo comerá, no podía arriesgarse. Su única salida fue tirarla por un acantilado muy lejano para dar fin a su vida. Y regresó a casa. Una vez allí, su padre le preguntó:
—Veo que regresaste pronto, donde dejaste a Thamza.
—Thamza ahora está muerta, la tiré por un acantilado.
—Te mataré, tal como hiciste con ella. No cumpliste mis órdenes, este será tu castigo.
—Padre yo respeto sus órdenes, haz con mi vida lo que quiera—.
El rey les ordenó a sus otros hijos reunir leña para hacer una hoguera en un gran hoyo. Kdidech antes de morir le pidió un último deseo a su padre.
—Me puedes pedir lo que quieras, antes de morir –dijo el padre a Kdidech.
—Solo pido que me dejes dar siete vueltas al castillo con mi caballo, y después haz conmigo lo que quiera—.
Kdidesh le pidió a su padre montar en su caballito por última vez. Cada vez que terminaba una vuelta al castillo, con una toallita que siempre llevaba consigo, se secaba el sudor de la frente y con ella formaba un nudo, al tiempo que repetía unas palabras mágicas. Y así fue hasta que terminó las siete vueltas, y en la toallita formó siete nudos. Terminado ya su deseo, sus hermanos lo cogieron y lo tiraron en el hoyo en llamas y lo taparon, pero antes de que hicieran eso, Kdidech se apresuró en tirar la toallita con nudos que asombrosamente absorbió todas las llamas dejando el hoyo fresco y lleno de riquezas, oro, plata, diamantes, perlas; allí había toda clase de tesoros. Pasados dos días el rey ordena que tiren del hoyo las cenizas de Kdidech. Al destaparlo se sorprendieron al ver tantas riquezas. Apresuradamente le llevan la noticia al rey:
—Padre, no podrá creer lo que ha pasado, tiene que ver lo que sucedió en el agujero—.
El rey atontado se apresuró a ver lo sucedido. Al asomarse se maravilló con tantas riquezas. Les ordenó a sus hijos sacar a su hermano y los tesoros, y les dijo.
—Os ordeno que hagáis conmigo lo mismo que hicisteis con Kdidech—.
Los hijos del rey reunieron más madera, llenaron el gran hoyo de llamas y tiraron al rey dentro. Pasados los dos días Kdidech les dijo a sus hermanos:
—Destapad el hoyo, y traed a nuestro padre con sus riquezas—.
Y viendo que del rey no quedaban más que cenizas, Kdidech por su astucia fue nombrado rey.
¶
Transcripción
Ij ujadjid ġas sabʻa ntamgarin d sabʻa narʻudath, thimgarin ṇi watawant u rʻudath ṇi kif kif. Iruh ga ijan mujaṛab iṇas ruḥ ga rʻast n wayafrani, ksid sabʻa izadjad qaṭab zaisan rʻudath u sabʻa n tafaḥin uchithant i thamgarin ṇaŠ. Di wabrid n dura ga thaḍath yaksi ijan tafaḥt iŠa zayas tura thusas fad, ami iwad ga thimgarin ṇas ifaqasant thitafaḥin ṇi, yuŠasant i saṭa thitafaḥin kamrant, thani zi tura izʻaf yuŠastath i thamgath ṇas thamaqnuʻt, qaṇaʻ zi minzi ma, inas aqam tura day fad Šir zayas aqam kamar khas. Iruh ga rʻudath ṇas ʻawant iqatbithant sizadjadan, u iŠchtan iqatbit suzadjat daqudad. ʻdun woṣan thimgarin ujadjid ṇi urwantasd sabʻa n yayazan u ijan daisan wani ithaŠa yaṃas thatafaḥt dazyan ifar daqudad isaṃath babas s QdideŠ porque tura iŠtha. Iwa rʻudath ni ʻawant urwantasd isan lakin thaṇi qatab sukaŠud daqudad thawad is daqudad, iṇas iwa is aqudad iqdideŠ, inarni kamran ksin isan nsan kamran. Gan maṛa dayazan iṇas atafra atsafam, uŠa fran di Šan rakhrawath d ragwabi, ruhan igjān, uŠa san di thamza, uŠa ruḥan gas, ṇasan maraḥbā bikom, sidfithan, ḥath khasan djireth waufin mani ga rahan illa thadath ntamza. QdideŠ naṭa iŠthan di yayathmas, isan thamza thuzu atan thaŠ. Sgimithan thamza, thruḥ thgas i wagyur, sas azadif nas di urum akhmi haḍa rum, baŠ watasnan ila thagasan aisum nwagyur. Ayathmas naqdideŠ ami dasan sas thamza daŠan tfan … aŠ… aŠ … aŠ uŠa udan tsan, QdideŠ isan min thaga thamza, wayaŠi Ša, iruḥ ga thamza isaqsat, iṇas lală thaza minga tatsad, thanas hmi ga tasrid iqaqriwan sgoyun di uʻaḍis ino, khi ga tasrid ifunas smuhruthan di uʻaḍis ino, khmini gasrad ithkhaswin sbaʻyun di uʻaḍis ino, u ibaʻaŠ sgoyun rakhdaṇi tatsar, iṇas khya. uŠa ijit arami tas, ibda itasra y min tura das thaṇa, aʻaḍis ṇas itaṛa aya khoya. Natath tura traja adisaḅaḥ rḥar baŠ atan thaŠ, ayathmas udan, Šin agyur ṇi udan tsan, naṭa iqim itʻas khasan, iruḥ gasan uŠa yabda khasan yahwa siduḅaz, akam saṇi a thawa naḥram, qa Šim agyur, nḥara daqimant ga thiragwin nifasan didan nwa mandant, qa taka zaiwam saḅaḥ maṛa kaniu thaŠ. Isakarithan maṛa uŠa yauran, tazran … tazran … tazran agban khijan thaʻrath, Ša qanas ayar āyar mintag lală thamza, iṇasan uyam ma tuyam qatʻad thaṭas, ʻawad adraḥan tak … tak … tak adagban khijan thaʻrath chanin ayar āyar min tag lală thamza, iṇasan aqa tnaḥmaz, ʻaudanat zidan agban khijan thaʻrath narni, ayar āyar min tag lală thamza, iṇasan swadam thayuth das nag thayuth, ksin igad suisanas, ami iudan rabḥa amazyan twarantath tragăbad. Saqsan ya nanas ayar āyar min tag lală thamza, yanas auram ga thagbad khawam, Ša twarantath thazad idura tazrad awanasan, ginas thayuth baŠ atasdagran walo, ginas rafḥam baŠ atasḥaqan walo, ami tiwad ga rabḥa amazyan, nithni zwant natath walo, uŠa najman, thaṇasan namam athawa naḥram.
akḥan ga babas iṇasan mani thiudam qaʻ, iṇas qa nuḥ amŠan nwayafrani, qa tharqanard thamza, ha min iwaqʻan, ha min iwaqʻan, ha min iwaqʻan. iṇas mingas zrim ga thamza, nanas yayathas aqa nazra gas thyazit nwarag, ifiusan n wag, siniyath nwarag, abaṛad n warag, rkisan nwarag, datzabaŠt nwag. iṇas qa mri wadji daqdideŠ danard isauran qa minanar iwaq,an, minanar iwaq,an, minanar iwaq,an, aqa QdideŠ idainar iŠthan, idanar isnajman, matiri qa thaŠanar maṛa. inas iqdideŠ thiwaŠa ikhasa taʻqbad ga thamza, iṇas miŠ ga gar gas ʻaqbar, iṇas nir aŠ nrar, iṇas ataʻqbad ga thamza day tauyad maṛa min gas zrid. Yaka gasbaḥ itpinsa min ga yakhdam, iruḥ isga ijuranim dāzira, iruh ga thamza ifa is nas di ijan sadja nyagzar, uŠa iruḥ ifaras sadu ijan tasdath i thamza, itwara thakwahd thʻamăd ayadid zirgabath thadward ataṭas, ami id ga thawad itwara thfuŠt taḥ thgadji, iÿa arami thruh atatăs, iksi ganim ṇi uŠa dyaÿu siniyath ṇi, uŠa tabda tăg dran … dran … dran, tasrayas thamza qaras ÿay datsar isiniyath ni, naṭa tyaju tabda traq … traq … traq, ithazatid, rkisan ni thasiniyath kuŠi tanhaza, dran … dran … dran, natath thaqaras matatsad day jad adatsar nir kim Dakar, was tartmarath atyaju, thakad thagit di ijan khanŠat Ša tid thanda ga baṛa, iḥathkhas Ša yadwa.
Iruḥ ga babas yuyastath, iṇas babas rakho day tauyad thyazit difijusan nwag, nir atamthad, iruḥ ʻāwad yaʻqab, isi ʻawad amasăh ni nuganim, arami ga yawad ifaras ʻawad, itwara tragăbad khidura, iÿit arami thatăs, uŠa dyatăf adyaÿu thyazit ni, taj … taj … taj, Ša thakă thyazit ṇi, qa … qa … qa itajuyay ṂuṂu qa … qa … qa, ifidjusan ni sqoqoyan, thaza qarasan asqa ayadis naḥram ÿay adatsar, walo iqim itaju, itʻawad, itʻawad, itʻawad, thufa amaṇi thaka thʻaarit di ijan khanŠat Ša tid thanda ga baṛa, iÿit dwar atatas iḥath khasan Ša yadwa. iṇas aqaŠ ha thyazit difidjusan iuyaraŠthand, iṇas qimaŠ zabaŠt ṇi n thamza, thazabaŠt ṇi tatas khas thamza, miŠ das ga yag, muŠkila, qa rakho adyaksi atafqad khas ḥath daguabrid, ikhasa atthanda baŠ atid yisi. Iruh ga ijan bu thḥanat isga thisinaf, iraḥ ga thamza yufa thafsarit di fuŠt, itaf yakaŠ dayas thisinaf, traq … traq … traq, uŠa iruḥ yafa, Ša itwara thamza ʻawant thraḥăgd, thisaʻăt ṇas ataḥ atatăs, thatas Ša tajuntath thsinaf, eeh rabyada ntzabaŠt ʻaṃa siŠadan, atanaqrab sa tid jun, atanaqrab siha tid jun, thaṇas athamŠunta nathzabaŠt ʻamănaitath iŠadan, tnaqrab tajuntath thsinaf, khas thhath ʻawant, Ša tid haÿa ga baṛa faaaq, dwar atatăs, yaja ikă khas yadas uŠa thḥath khas, uŠa yadwa, iksas thisinaf ṇi isiudit, iṇas aqaŠ thazabaŠt n tamza, iṇas rakho ikhaṣa day tauyad thamza ṇi thaḍa. MiŠ das ga găr dasd auyar thamza thaḍa, ahmi thitʻaqab. UŠa iruh ʻawant, iksi iju kakho, daaqran, igith khoyas ṇi, Ša rami ga yawad diṇi iqaras, tŠiḥ, tŠiḥ, tŠiḥ tagar dwa i ʻini, wisjan dawasă didwar damazyan, waṇi yajan dadagar adidwar itwara, waṇi idjan dadahŠa didwar itasra, tŠiḥ, tŠiḥ, tŠiḥ tagar dwa i ʻini, isigi kis amaṇi, tasrayas Ša thafăr gas, natath ʻini tasra drus twara drus, thanas mara udfar dayas aḍurag tamazyant, iṇas wah a lală thamza, qa dayas dwa diukakho ya, thaṇas iwa sidfay dayas. Kakho damaqran, igith khijan hafath baŠ athid yar ga uyas ṇi, thudaf dayas Ša khasd yar iqandawan, traq … traq … traq, ijas ḥa ian kazaŠt manis twara, Ša yaksit khoyas ṇi, trak … trak … trak, yas ṇi rami yafna itisiwad ga babas, iṣasit, iṇas thiuyad minaŠ nir, iṇas ruḥ aqaŠtath hza diukakho yin, khas yasij aditwara thaza ṇi thandad thigaz, thagazd, ʻaaaaaʻ, iṇas amis naḥram, thiuyadayad minay ga yaŠan, iṇas Šak iday sakan gas, thaniday auyayd thamza iuyaraŠtid, iṇas ikhasa tthaṛad manistid thiuyad. Iksid igwad atyar ga ifri ṇas, liana ataŠ, iruh ga ijan ÿaf Ša yadḥi gas, uŠa yanga thamza. Ami ga yakwaḥ iṇas babas, ani thagid thamza, iṇas ndartath sadu ÿaf, iṇas am thangid thamza Šanrar raŠak, iṇas Šak thḥakmad d baba min gid waṇi naṭa, iṇas i yayathmas ruḥam jamʻamd thazagwath dikaŠwad, gam thasraft thandamth dayas, iṇas wakha a baba lakin akik gar ijan tiʻa, iṇas sutha min takhsad, qbar ith ga inag, iṇas jay duthar sabʻa nadurath khoyas ino, iṇas mara khsad day ngad khdaṇi thangiday. Iqim itazar khoyas ṇi itazar arami idwar itudum s thidi, sabʻa iman, maŠma iṇad ijan dura adimsaḥ thidi itŠadat di ramḥamath, igas sabʻa iŠadiyan, iqa khas Šan duʻae, ayathmas gin thasraft ʻamăn dayas ikaŠwad dwar taḥduduq tazagwart, iṇas iwa ksimth ndamth diṇi, naṭa isiza ramḥanath ṇi, nata isa di thasraft ṇi balʻan khas, tgirasan yamuth, was thartiyam, iṇasan ruḥam ndad igad ṇas ga baṛa, ruḥan ayathmas khas khabŠan ufin idwar kuŠi dadhab, kuŠi d maŠa, ḥa minisabḥan, naṇas babā, araḥad atzad raʻjab, tawaḥ atzad mindi ida qdideŠ naŠ, isij inakhraʻ, iṇas iwa ksamtid, jabdntid d kuŠi min tura kis, sgaʻdantid, min takhsad gas diṇi, Ša iṇas i thawa ṇas, iṇasan min tagim iqdidaŠ dayam tagam rainaŠ, ruḥan tharwa nas smunand thazagwath, thiyarin, ikaŠwad, ginas thasraft tŠaʻŠiʻ s maṣi, iṇas QdideŠ iwa ksimm babathwam ndamth di thmaṣi, athaksin thawa nas zi ifasan didan ndant diṇi, qar ga yawad thimaṣi tura iŠad thigmas, was tartiyam iṇasan qdidaŠ iwa ruham ga baba ataksim ar dalwiz, ami ga raḥan ufin ḥa igamzan qiman dayas, mandand ga baṛa, iŠnaf, fadand igad nas, iqim ihakam naṭa, iqim iḥakam QdideŠ di kuŠi, uŠa safi.