La mesonera despiadada

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1656r

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Notas

Se canta insertando cada dos versos el estribillo: “La gloria, a su bendita Madre, victoria, / gloria al recién nacido, gloria”.

Bibliografía

IGRH: 0560

Otras versiones de "La mesonera despiadada"

Pimentel García (2020: n.º 243); Piñero Ramírez (2004: n.º 43); Piñero Ramírez (2013: n.º 101); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: p. 157); Salazar (1999: n.º 134).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Los caminos se hicieron     con agua, viento y frío,

caminaba un anciano     muy triste y afligido.

Llegaron a un mensón     para pedir posada

y el mesonero ingrato     iba y se la negaba.

—Yo no doy posada,     yo no doy posada

a las dos de la noche     a mujer embarazada.

Si es que traes dinero,     toda la casa es tuya,

pero si no lo traes,     no hay posada ninguna—.

La Virgen al oír eso,     se cayó desmayada

y san José le dice:      —Levanta, esposa amada.

Levanta, esposa amada;     levanta, esposa amada;

mientras yo esté a tu lado,     no te hará falta de nada—.

Y desde allí se fueron     a un portal recogido

y entre el buey y la mula     nació el Verbo divino.

Resumen de "La mesonera despiadada"

La Virgen y san José caminan hacia Belén. Como hace mal tiempo, piden posada en un mesón, pero el dueño o la dueña se la niega porque no tienen dinero. Siguen adelante y ven un portal. Lo adecentan (san José o la Virgen barre, limpia y recoge la paja necesaria para acostar al niño). El niño nace a las doce y algunos pastores acuden a adorarlo. En algunas versiones, mientras san José sale a por leña, la Virgen alumbra al Redentor.