Desde que falta el tabaco

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1681c

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Transcripción

(Y) ende que falta el tabaco
(y) en esta propia ciudad,
se han puesto los molineros
no se pueden aguantar.
 
Llegan a su casas
todos a la vez,
se ponen entristecidos
y le dice a la mujer:
 
―Anda y llégate al estanco
a ver si ha venío el tabaco.
Yo estoy harto,
de esperarlo.
 
Este vicio me domina
y yo no puedo dejarlo;
y un cigarro
siempre m´ha prestado bien.   
Y anda, mujer, por él.
 
―¿Cómo quieres, hombre, que vaya
cuando tú no lo has encontrado?
Lo que te debes es de quitar
de ese vicio, vicioso malo.
 
―Como me digas otra vez
que yo me quite
de cigarrero, te va a pasar.
 
Como me gruñas el tabaco
llevas encima la bofetá,
porque las mujeres
con lo rigular,
gruñen el tabaco
todas en general.

Nosotros, los hombres,
lo hacemos peor
y, si alguna rechista,
lleva un bofetón.
 
Que el otro día vide un frascaso;
que las mujeres estaban hablando.
Y una a la otra se decía:
―Por gruñirle a mi marido el tabaco
me ha roto hasta las encías―.
 
Por eso las mujeres
demos de hacer:
oír, ver y callar
y comer bien.
 
Porque esto del tabaco
enviciado está,
por ese maldito vicio
de querer fumar.
 
Maldito el tabaco.
No desea en el mundo
para no tener
disgusto la mujer.
 
Tanto disgusto
tener que pasar
por ese maldito vicio
de querer fumar.