Despierte, compañera

Audio

Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1683c

Notas

Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00007A 14 y ATO 00007A 15)

Título indicado en las anotaciones de campo: "Para la visita del señor obispo" y "De bodas. A la puerta de la novia".

Transcripción

Despierte, compañera, [Com. 1]
y pide a Dios mi corazón,
hincadita de rodillas,
que te eche una bendición. [Com. 2]
 
Despierte, compañera,
de la casa de tus padres,
que esta es la última vez
que de ella soltera sales. [Com. 3]
 
[Com. 1:
Constantina: —Yo cánticos, cánticos sí me sé. Y para bodas… Para bodas…
Recopilador: —¡Ah!, ¿sí? ¿Se cantaban galas o algo?
Constantina: —¿Eh?
Recopilador: —¿Se cantaban lo que se llamaban las galas?
Constantina: —¡Ah, sí! Nosotros cantábamos por la noche, cuando había bodas pues los mozos iban a enramar a la novia, ¿sabe? Iban por la noche y cantaban también la despedida. Yo la sabía también cuando cantaban, vamos, la enhorabuena; la enhorabuena que llaman. Yo ya no me acuerdo. Yo las sabía todas, pero…, pero ya no me acuerdo de eso. ¡Tantas cosas y tantos cánticos tengo acá! Y ya a mi edad y tanto tiempo sin cantar, ya pos no sé cómo me acuerdo ya de esto. No sé cómo me acuerdo de nada. No sé cómo me acuerdo de nada. A fuerza de saber tanto, tanto como sabía, pues me acuerdo. Pero si no, sí que no me acordaría de nada.
También íbamos a…, claro, por la mañana, pues cuando [¿…?] a misa, pues era costumbre allí en el pueblo —en muchos aquellos pueblos— de ir a la puerta de la novia para acompañarles ya a misa, ¿verdad?, a la iglesia. Y allí, pues ya empezábamos a cantar. Era yo primer cantora así pa todo, pa todo. Digo, claro, y después otras compañeras conmigo, ¿verdad? Y allí empezábamos a cantar:]
[Com. 2: Los padres. Y después:]
[Com. 3: Y después íbamos cantando hasta la iglesia cánticos, ¿verdad?, hasta la iglesia. Y allí ya hasta que salía el señor cura. Ya cuando salía el señor cura, le esperaba, pues, después de orada ya, que el señor cura [¿…?] presenciaba dentro y entraban todos. Nosotros nos quedábamos allí un poco, cantando. Y el otro señor  que salía vestido así venía cantando así.]