Agustinita y Redondo

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1707r

Informantes

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Bibliografía

Otras versiones de "Agustinita y Redondo"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3889); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 7); Atero Burgos (2003: n.º 156); Cid (1974: n.º 37); Díaz (2007: E.15); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: p. 15); Esteve Faubel (1998: pp. 1121-1122); Fraile Gil (2013: n.º 68); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: p. 160); Majada Neila (1984: n.º 86); Manzano Alonso (2003: pp. 433-442, 438-442); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 174); Moreno Moreno (2016: n.º 138, 139); Pimentel García (2020: n.º 545); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: p. 131); Schubarth y Santamarina (1987: n.º 32); Tejerizo Robles (2007: n.º 436); Trapero (2000a: n.º 164); Trapero (2003: n.º 85); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 168).

Contaminaciones y engarces

El criado y la señorita + Agustinita y Redondo (Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 241); Muerte de Granero + Agustinita y Redondo (ATO, 00449 07)

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

En el pueblo de Tablada,     vivía una señorita,

novia de Antonio Redondo,     se llamaba Carmelita.

Estando Carmela un día     con su Redondo en la puerta,

llegó su padre, el cruel,     lo trató de sinvergüenza.

Ella se fue para dentro     con pena y avergonzada.

Redondo cogió el caballo,     se marchó para su casa.

—Papá, que yo estoy muy mala,     papá, yo me voy a morir,

avísele usted a Redondo     que se despida de mí—.

El padre le contestó     con mucha, mucha soberbia:

—Mil veces te estés muriendo,     mi puerta no la atraviesa.

—Papá, que yo estoy muy mala,     papá, yo me estoy muriendo.

—Hija mía, cuando quieras,     la caja te están haciendo—.

La caja era de cristal,     los filetes de madera;

se la hizo Agustín     para que Redondo la viera.

Ya la llevan a enterrar     por la plaza de Toledo;

Redondo fue acompañando     hasta el mismo cementerio.

Resumen de "Agustinita y Redondo"

Agustinita está hablando con Redondo. Su padre los sorprende y le da una paliza mortal a la muchacha. Los padres de la chica impiden que Redondo entre a verla e, incluso, quieren evitar que acuda al entierro. Antes de que muera la joven, su familia encarga el ataúd. En el entierro, su padre va detrás de la comitiva liándose un cigarro. En algunas versiones, la joven va adornada con una o varias alianzas costosísimas que le ha regalado Redondo.