San Isidro labrador

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Bibliografía

Otras versiones de "San Isidro labrador"

Alonso Fernández et alii (2017: n.º 72); Alonso Fernández y Cruz Moreno (2003: n.º 36); Atero Burgos (2003: n.º 326); Benítez Sánchez (1999: p. 212); Checa Beltrán (2005: n.º 55); Fraile Gil (2016: n.º 303); Higueras Martínez y Aguilar González (2001: p. 177); Moreno Moreno (2016: n.º 210); Pimentel García (2020: n.º 923); Trujillo Pacheco (2017: n.º 57).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

San Isidro labrador     labrando en su finca,

cuando iba a labrar,     era más de mediodía.

Los labradores de al lao     todos le tienen envidia,

de ver que sus gananciales     sin comparación crecían.

Los labradores de al lao,     al amo iban a imponer:

—Mire, usted, que su criado     no cumple con su deber.

—Si mi criado no labra,     ni cumple con su deber,

a usted no le pido nada     para pagarle yo a él—.

Se salen para la calle,     con cara de avergonzados,

y el amo, que no era tonto,     quiso enterarse del caso.

Ha cogido su caballo,     desde lejos divisando,

vio labrar en sus tierras     dos pares de bueyes blancos

y dos ángeles detrás     que resplandecían de blanco.

—Buenos días tengas, Isidro.     —Venga usted con Dios, mi amo.

—¿Cómo se va esa faena?     —Esto queda bien labrado.

—Buenos días tengas, Isidro,     dime quién te está ayudando.

—A mí no me ayuda nadie     a cumplir con mi trabajo,

tan solo un Dios verdadero,     que me da salud y amparo—.

Estando en aquellas palabras,     Isidro salió labrando,

(y) vieron salir tres surcos     no habiendo na más que un arado.

Ha cogido su caballo,     de alegría va llorando,

a decirle a su mujer     que su criado era santo.

A otro día por la mañana,     mandan a Isidro a labrar

a terrenos que no había     agua ni caña habrá.

—Buenos días tengas, Isidro.     —Venga usted con Dios, mi amo.

—¿Cómo va la faena?     —Esto queda bien labrado.

—Isidro, ¿no hay por aquí     ningún arroyo ni fuente

para calmar esta sed,     que la traigo muy ardiente?

—No se extrañe usted, mi amo,     no se extrañe que le diga

que debajo de aquellas rocas     brota el agua cristalina—.

Ha cogido San Isidro     la vara de gavilanes

(y) dándole un golpe fuerte,     el agua salió a rodales.

Ha cogido su caballo,     de alegría va llorando

a decirle a su mujer     que su criado era santo.

Al señorito de Isidro     lo van a felicitar,

de ver que tiene su campo     que es una preciosidad.

Otro día por la mañana,     las campanas repicando

iban a sacar a Isidro     por mandado de su amo, [Com.]

al señorito de Isidro,     todo el mundo veneramos,

por eso le hacen la fiesta     el quince de mayo.

 

[Com.: Ya. Dos esas quedan. Espérate.]

Resumen de "San Isidro labrador"

San Isidro suele arar pasado el mediodía. Los otros labradores, viendo que a pesar de salir más tarde saca más provecho de la faena que ellos, acuden a su amo para quejarse de la situación. El amo decide salir para comprobar los hechos. Le pregunta a su criado quién le ayuda con las tareas y este le responde que Dios. A continuación, el señor observa cómo Isidro, con un solo arado, es capaz de hacer tres surcos. Queda maravillado y, una vez en casa, le cuenta a su mujer que su criado es santo. En algunas versiones, al día siguiente, el amo decide mandar a Isidro a labrar una tierra donde no hay agua. El amo se acerca a Isidro para preguntarle por la tarea y le dice que está sediento. El santo golpea unas rocas con su vara y hace brotar una fuente de agua. La mañana siguiente, redoblan las campanas para festejar el don de Isidro.