(Y) un día que fue a llevarle     a su padre la comida,

s’ha enamorao un caballero     de guapa y linda que iba.

—¿Esa es su hija, don Francisco?—     le dice en estas palabras.

—Esa es mi hija, don José.     —Tiene usted una chica guapa.

De buena gana, José,     con su hija me casaba

y a usted y a su propia hija     de nada le haría falta.

—Tiene novio, don Francisco     y lo tiene en el servicio,

obrero y trabajador,     que lo quiere con delirio.

Pues me marcho, don Francisco,     y a mi hija contaré.

Según lo que ella me diga     la contestación daré.

—¿Tú te acuerdas, hija mía,     de aquel hombre que conmigo traficaba?

S’ha enamorado de ti     al verte tan linda y guapa.

—¿Cómo olvido a mi Manuel     si es tanto lo que lo quiero?

Sería una miserable     olvidar por el dinero—.

Vio la cosa que iba en serio     y la muerte tan cercana,

le ha escrito una carta al novio     sin que el padre se enterara:

“Sabrás, querido Manuel,     en el estado que me hallo.

Mi padre quiere casarme     con un rico millonario.

Pide permiso, Manuel,      si te encuentras licenciado.”

"Licenciado no me encuentro     pero con permiso iré

para jugarme la vida     con ese maldito cruel".

Ya está el casamiento en la iglesia,     Manuel por el pueblo entraba,

y el casamiento en la iglesia,     Manuel por el pueblo entraba.

—Esta vengo yo por ella,     me la llevo porque es mía,

si alguno quie’ preseguirme     con él me juego la vida.