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Bibliografía
IGRH: 0234
Otras versiones de "Albaniña"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
ATERO BURGOS, V. y RUIZ FERNÁNDEZ, M.ª J. (2001). Alba, Catalina, Elena y otras adúlteras del romancero tradicional. En: Los trigos ya van en flores. Studia in Honorem Michelle Débax, 41-62. Toulouse: CNRS-Université de Toulouse-Le Mirail.
DÍAZ ROIG, M. (1986). Estudios y notas sobre el Romancero. México, D. F.: El Colegio de México (Serie Estudios de lingüística y literatura, 1).
GARCÍA MARTÍN, V. (2019). La memoria de la tradición oral en el siglo XXI: El Romance de Albaniña. En La voz de la memoria, nuevas aproximaciones al estudio de la literatura popular de tradición infantil: V Jornadas Iberoamericanas de Literatura Popular Infantil. Homenaje a Pedro Cerrillo, 799-815. Cuenca: UCLM (Estudios, 116).
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Transcripción
Mañanita, mañanita, mañanita de san Juan,
había una señorita sentadita en su balcón
con el peinado a la moda y los polvitos de arroz.
Ha pasado un caballero, hijo del emperador,
con la guitarra en la mano y esta canción le tocó:
—¡Quién durmiera con ti, luna, quién durmiera con ti, sol!
¡Quién durmiera con ti, luna, una nochecita o dos!—.
Contestó la picarona: —Aunque sean veintidós.
Mi marido está cazando en las Indias de León.
Caballero, si usted quiere, aproveche la ocasión.
—¿Dónde pongo mi caballo?— A la cuadra lo llevó.
—¿Dónde pongo la guitarra? —Ponla ahí en ese rincón.
—¿Dónde pongo mi persona?— Y a la cama la llevó.
Estando en plena faena su marido que llegó:
—Ábreme la puerta, cielo; ábreme la puerta, sol,
que te traigo un conejito de las Indias de León.
¿De quién es esa guitarra, que veo en ese rincón?
—Tuya, maridito mío, que mi padre te la dio.
—¿De quién es ese caballo, que en la cuadra siento yo?
—Tuyo, maridito mío, que mi padre te lo dio,
para que te pasearas por las Indias de León—.
Estando en esas palabras el caballero tosió.
—¿Quién es ese que ha tosido dentro de mi habitación?
—El niño de la vecina, que jugando se durmió.
—El niño de la vecina tiene más barbas que yo.
—Mátame, marido mío, no me guardes la traición—.
Se la ha llevado a los montes ………………………
y junto con el caballero la muerte a los dos le dio.
Mocitas, que me escucháis poned mucha atención,
que eso le pasa a las niñas que suelen querer a dos.