Lux aeterna

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Bibliografía

IGRH: 0195

Otras versiones de "Lux aeterna"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3917, 3918); Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 13); Atero Burgos (2003: n.º 26); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 111); Benítez Sánchez (1999: pp. 288-291); Benítez Sánchez (2000: pp. 276-278); Checa Beltrán (2005: n.º 10); Cid (1974: n.º 38); Díaz (2007: E.6); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 128-136); Esteve Faubel (1998: pp. 1109-1115); Fraile Gil (2013: n.º 26); Heredia Menchero (2017: n.º 1033, 1034); Hernández Fernández (2010: n.º 81-82); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: pp. 157-158); Majada Neila (1984: n.º 93); Manzano Alonso (2003: pp. 396-411); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 168); Moreno Moreno (2016: n.º 29); De Mur Bernad (2015: n.º 156); Nieves Martín (2010: n.º 511); Pimentel García (2020: n.º 137); Piñero Ramírez (1996: n.º 27); Piñero Ramírez (2004: n.º 21); Piñero Ramírez (2013: n.º 68); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: pp. 103-104); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 38); Rico Beltrán (2009: n.º 92); Romero López (1995: n.º 23); Tejerizo Robles (2007: n.º 435); Trapero (1985, n.º 109); Trapero (2000a: n.º 161); Trapero (2003: n.º 78); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 166); Trujillo Pacheco (2017: n.º 25).

Contaminaciones y engarces

Lux aeterna + Entierro y boda contrastados (Trapero, León Felipe y Monroy Caballero, 2016: n.º 167).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Era un chico y una chica        que ellos se querían,

(……………………….)     que ellos se amaban,

hacía quince años     que ellos se hablaban.

Un día despertó Juan     de sestear,

y no tenía ganas     con ella hablar.

—¿Qué tienes, Juan,     que estás tan triste?

Si es que ya no me quieres,    pos me lo dices.

—Pues yo…………..     yo te lo digo,

que el amor de tu Juan    ya lo has perdido.

(……………………..)     he visto a otra,    

que la han visto mis ojos     y es más hermosa—.

Al otro día fueron a verla     y estaba en la cama,

y le preguntó Dolores     que qué te pasa.

Y ella contesta,     ha contestado

que si ha visto a su Juan     por algún lado.

Yo ………………..     yo te lo digo,

que el amor de tu Juan,     ya lo has perdido,

porque tu Juan,     (…………………)

con tu amiga Dolores     se va a casar.

—Madre, qué linda noche,     cuántas estrellas,

ábreme la ventana,     que quiero verlas.

—No, hija mía, no,     que estás enferma,

y el aire de la noche     dañarte pueda.

—Madre, siento la música,     ¡qué lejos suena!

Son los mozos que rondan     de puerta en puerta.

Si viene Juan a verme     después de muerta,

tú no lo dejes entrar     desde esa puerta,

porque él juraba     siempre quererme,

como el pájaro que    jura lo que no siente—.

El día que los desposaron,     amanecieron,

doblaban las campanas     con gran desvelo,

y Juan pregunta     y ha preguntado:

—Esas campanas tristes    ¿por quién han doblado?—.

Y contestó Dolores     con mucha pena:

—Ya dejó de existir     la pobre Adela.

—¡Ay, Adela,     Adela mía!,

que nunca yo creí     que te morías—.

A las cuatro la tarde     pasó el entierro;

Juan, que estaba en la puerta,     se metió dentro,

cogió un retrato suyo     y la besó

y le dijo: —Adela,      adiós, adiós—.

Al otro día siguiente     fue al cementerio pegando gritos,

y salió el sepulturero     compadecido:

—Déjala, Juan,     déjala quieta,

que los restos que quedan     son pa’ la tierra—.

Fue detrás del cementerio     y se ha dado un tiro,

y en el tiro decía:     Me voy contigo.

¡Qué amor tan fuerte,     qué amor tan lindo!,

que al pie de su tumba     se ha dado un tiro.

Resumen de "Lux aeterna"

En una secuencia que suele omitirse en algunas versiones, una muchacha nota que su novio se muestra poco elocuente y este le confiesa que ama a otra mujer. Ella enferma de amor y sus amigas acuden a visitarla. Una de ellas le informa de que su novio está saliendo con otra de sus amigas. En otra secuencia que remite a un popular poema de Juan Menéndez Pidal y que se omite en varias versiones, se relata la agonía de la joven, que le pide a su madre que abra la ventana para poder ver las estrellas, a lo que esta se niega por considerarlo perjudicial para su salud. Acto seguido, le encarga que no deje entrar a su amante y le indica la forma en que debe amortajarla. Por último, la joven oye aullar a un perro, signo de su inminente muerte. En otras versiones, la muchacha le pide a su madre que deje pasar a su novio para curarse; esta se niega y asegura que prefiere verla muerta. La enferma culpa a la madre de haber impedido sus amores con el joven. Se celebra el entierro y la comitiva fúnebre pasa por la puerta de Juan. Este se siente culpable, entra en su casa y se arrodilla delante del retrato de la difunta. Al día siguiente, acude al cementerio y, aunque el sepulturero le aconseja que se aleje de allí, el muchacho se acerca a la tumba de la joven y se quita la vida.