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Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante añade “ay” detrás de los primeros hemistiquios de los versos pares. Sin embargo, algunos versos no presentan esta interjección (versos 10, 12, 22, 32 y 34) y, en otras ocasiones, se ha añadido a los versos impares (versos 9, 23, 35, 37, 39 y 41).
Esporádicamente se repiten los primeros hemistiquios de algunos versos (versos 16, 20, 26, 30, 33, 35 y 37).
Bibliografía
IGRH: 0159
Otras versiones de "Conde Claros en hábito de fraile"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
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Transcripción
Lisarda se paseaba por los altos corredores
un vestido a to diario, que le arrastran los galones.
Ha pasado un caballero requebrándole en amores.
—No quiero, que eres muy niño, lo vas a decir en la corte—.
Al otro día siguiente, en la corte lo decía,
que el conde de Montelbán con la princesa dormía.
Su padre que estaba en cama, su padre que to lo oía.
—¿Qué se habla de Lisarda, qué se habla de mi hija?,
que si eso fuera verdad, de su sangre bebería,
que si eso fuera mentira, reina de España la haría—.
Su padre le dio un castigo que no se le da a nadie:
que la metan en un pozo y se le pudra la sangre.
Tres hermanos que tenía y los tres eran canales,
y todas la mañanas iban a los pozos a asomarse:
—Lisarda, tienes la culpa de mi padre incomodarse,
hoy mismo te sacarán a los campos a quemarte.
—Si bajara un angelito de esos que suelen bajar,
yo le mandaría una carta al conde de Montelbán—.
Ha bajado un angelito que Dios lo mandó a bajar.
—¿Qué necesitas, Lisarda, que me mandas a llamar?
—Que le lleves esta carta al conde de Montelbán.
Si lo cogieras durmiendo, su gloria por despertar;
si lo cogieras comiendo, su gloria por acabar;
si lo cogieras en misa, que no lo dejes rezar—.
Ha llegado el angelito y en misa de once está:
—Que a tu querida Lisarda ya la sacan a quemar.
—Que la saquen o no la saquen, a mí no me importa na.
—No digas eso, Rey Conde, que penita te dará,
quítate el traje de conde y el de obispo te pondrás—.
(Y) ha cogido su caballo y en busca la corte va,
pero en medio del camino ya la sacan a quemar.
—Que detengan la justicia y también la autoridad,
que la Lisarda es muy joven, yo la quiero confesar.
—Padre, yo estoy confesada. —Lo que falta es la verdad,
¿cuántos besitos les has dao a los mozos de tu igual?
—Besos no he dado más que uno al conde de Montelbán,
que es el que tiene la culpa que me saquen a quemar.
—El conde de Montelbán dicen que es buen caballero.
—Dicen que es buen caballero, conmigo lo ha hecho mal.
—No lo habrá hecho muy mal cuando en sus brazos te tiene
y con su pecho te sostiene—. Y el caballo echó a trotar.