El soldado de Coín

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1893r

Informantes

Recopiladores

Notas

Aclaraciones léxicas:

risueños: se refiere a los rifeños (del Rif, región de Marruecos).

el jefe cadí aquel: tal vez sea “el jefe, cabila que es”, pues cabila es tribu de bereberes (id.).

Bibliografía

Otras versiones de "El soldado de Coín"

Pimentel García (2020: n.º 501).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Hijo de unos labradores,     soy soldado de Coín,

a batirse en un convoy     al salir del jardín.

Una mañana temprano,     al oír la retirada,

los risueños* de intendencia     le preparan una emboscada.

Los ojos le vendan al cautivo,     con uñas le pincha el enemigo,

y le hacen padecer.     En cuevas lo tenían encerrao,

los moros le daban fuertes palos,     sin darle de comer

y esos malditos bribones     para hacerle más sufrir,

le cogían cigarrones,     langosta de aquel país.

—Por Dios, no me maltratéis,     que con bastante valor,

yo peleo cara a cara     y no busco la traición—.

Una mora le compraron     al jefe cadí* aquel

y con ella lo casaron     en el territorio aquel.

Ella se llamaba Elisa     y su esposo le decía:

—¿Qué tienes, cara divina,     que estás triste cada día?

Mi blanco, con delirio te quiero,     mi esposo, soldado prisionero

—decía aquella mujer—     escapa, soldadito valiente,

escapa, escapa de esta gente,     que te hacen padecer—.

Una mañana temprano,     leña le mandó arrancar

y a los diecisiete días     a Francia pudo llegar.

A Parma lo trasladaron,     un telegrama escribió

diciendo: "Madre querida,     esperarme en la estación".

Cuando la madre cogió el papel     ni uno ni otro lo podían leer,

y era un cuadro de dolor,     que era digno de ver.

Todo el pueblo de Coín     a la estación fue a esperar,

deseando llegue el tren     para poder saludar

y a la llegada del tren,     padre y madre se abrazó:

—No pensaba verte más,     hijo de mi corazón.

Resumen de "El soldado de Coín"

Un soldado es destinado a la guerra de África. Cae prisionero y lo casan con una mora, con la que tiene un hijo. La esposa observa que el soldado cada vez está más triste y lo ayuda a huir, renunciando a su propia felicidad. Promete contarle al niño que es hijo de un español. El soldado regresa a Coín, donde todo el pueblo acude a darle la bienvenida.