Conflictos de conciencia en la guerrilla cubana

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1939r

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Bibliografía

Otras versiones de "Conflictos de conciencia en la guerrilla cubana"

Alonso Fernández et alii (2017: n.º 2); Atero Burgos (2003: n.º 132); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 125); Checa Beltrán (2005: n.º 27); Cid (1974: n.º 32); Díaz (2007: F.38); Heredia Menchero (2017: n.º 596); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 265); Moreno Moreno (2016: n.º 15); Pimentel García (2020: n.º 517); Piñero Ramírez (1996: n.º 11); Piñero Ramírez (2004: n.º 9); Piñero Ramírez (2013: n.º 55); Tejerizo Robles (2007: n.º 451).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Eran cien soldados presos     con su sargento en Nueva York

y le han salido al encuentro     los insurrectos. ¡Ay, qué dolor!

El cabecilla les dice así:     —Tos de rodillas, vais a morir—.

Había un soldado que suspiró,     dijo: —¡Ay, mi madre del corazón!—.

El cabecilla se aproximó     a aquel soldado que suspiró,

le dice: —¿Chico, dónde eres tú?     —Yo soy del pueblo Calatayud.

—El nombre de tu padre,     y el de tu madre quiero saber.

—Mi madre es Antonia Sánchez.     Señor, mi padre yo no lo sé;

no tengo padre puedo decir,     dejó a mi madre y también a mí,

y yo, pequeño de corta edad,     por eso ignoro dónde estará.

—Levanta, chico, levanta ya,     que soy tu padre y te iba a matar,

la muerte fiera cerca de ti.     ¿Dónde estuvieras si no es por mí?

Y tus amigos vengan pa acá,     que quiero darles la libertad,

y tú, hijo mío del corazón,     queda conmigo en surrección.

—No permitas, padre mío,     que yo a tus filas no puedo ir,

tengo a mi madre en la España     y no tiene a nadie na más que a mí;

y si ganáis ese país,     muera mi madre sin verme a mí;

y si perdéis, mucho peor,     muere mi madre sin verla yo—.

(…………………………..)     El soldadito se levantó,

abrazándose a su padre,     que en hora y media no lo soltó.

Resumen de "Conflictos de conciencia en la guerrilla cubana"

Un grupo de soldados españoles que luchan en la guerra de Cuba son apresados por unos insurrectos. Cuando estos están dispuestos a fusilar a los españoles, uno de ellos nombra a su madre. El jefe de los cabecillas ordena suspender el tiroteo. Le pregunta al muchacho por sus señas y descubre que es su hijo, a quien abandonó de niño. Le pide que permanezca en su bando, pero el muchacho se niega porque quiere ver a su madre. El cabecilla salva a todos los soldados y le entrega una cantidad de dinero a su hijo para que se la haga llegar a su antigua amante. El soldado se despide feliz al pensar en lo contenta que esta se va a pone cuando conozca el afortunado lance.