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Otras versiones de "Conflictos de conciencia en la guerrilla cubana"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Eran cien soldados presos con su sargento en Nueva York
y le han salido al encuentro los insurrectos. ¡Ay, qué dolor!
El cabecilla les dice así: —Tos de rodillas, vais a morir—.
Había un soldado que suspiró, dijo: —¡Ay, mi madre del corazón!—.
El cabecilla se aproximó a aquel soldado que suspiró,
le dice: —¿Chico, dónde eres tú? —Yo soy del pueblo Calatayud.
—El nombre de tu padre, y el de tu madre quiero saber.
—Mi madre es Antonia Sánchez. Señor, mi padre yo no lo sé;
no tengo padre puedo decir, dejó a mi madre y también a mí,
y yo, pequeño de corta edad, por eso ignoro dónde estará.
—Levanta, chico, levanta ya, que soy tu padre y te iba a matar,
la muerte fiera cerca de ti. ¿Dónde estuvieras si no es por mí?
Y tus amigos vengan pa acá, que quiero darles la libertad,
y tú, hijo mío del corazón, queda conmigo en surrección.
—No permitas, padre mío, que yo a tus filas no puedo ir,
tengo a mi madre en la España y no tiene a nadie na más que a mí;
y si ganáis ese país, muera mi madre sin verme a mí;
y si perdéis, mucho peor, muere mi madre sin verla yo—.
(…………………………..) El soldadito se levantó,
abrazándose a su padre, que en hora y media no lo soltó.