Muerte de la novia

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Bibliografía

IGRH: 0000

Otras versiones de "Muerte de la novia"

Alonso Fernández et alii (2017: n.º 16); Atero Burgos (2003: n.º 181); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1995: n.º 35); Manzano Alonso (2003: pp. 469- 472); Moreno Moreno (2016: n.º 153, 154); De Mur Bernad (2015: n.º 137); Pimentel García (2020: n.º 138); Schubarth y Santamarina (1987: n.º 58); Tejerizo Robles (2007: n.º 399); Trapero (2000a: n.º 165); Trapero (2003: n.º 83); Vázquez León (1993: n.º 3).

Contaminaciones y engarces

El quintado + Aparición de la enamorada muerta + Muerte de la novia (Trapero, León Felipe y Monroy Caballero, 2016: n.º 28); La joven madre abandonada + Muerte de la novia (CLO, 0824r; SIPCA[1]); La novia de Pedro Carreño + Muerte de la novia (CLO, 1542r).

 

[1] Existen dos versiones que presentan estos engarces y que pueden consultarse a través de los siguientes enlaces: versión de Lécera; versión de Moyuela.

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Estando un día sirviendo,     una carta recibí,

que se me moría mi novia     y me tuve que venir.

Al venir por el camino,     oí una voz que decía:

—Hablar, hijo del alma,     hablar contigo quería,

ya que no puedo ser tuya,     acompáñame en mi llanto,

acompáñame a mi tumba,     que allí será mi descanso—.

Acompañándola fui     por las calles de Toledo,

acompañándola fui     hasta el mismo cementerio.

Al meterla en la urna     mi pañuelo le tiré,

que no se manche de tierra     carita que yo besé.

Mira si sería bonita     que hasta el mismo enterraor

tiró la herramienta y dijo:     —A esta no la entierro yo—.

Ya no quiero más mujeres,     se me acabó la ilusión,

que el retrato de mi novia     lo llevo en el corazón.

Resumen de "Muerte de la novia"

Un muchacho se encuentra realizando el servicio militar cuando recibe una carta en la que se le informa de que su novia ha fallecido. Se marcha a su ciudad, que en la mayoría de las ocasiones es Toledo, para asistir al entierro. En algunas versiones, el joven entra en el aposento de la finada y esta le pide que la acompañe durante el cortejo fúnebre; en otras, el muchacho oye su voz mientras pasea por la calle. Una vez en el cementerio, arroja un pañuelo sobre la boca o el rostro de la amada con el fin de evitar que la tierra lo desfigure. El enterrador se niega a sepultar a una muchacha tan bella y el novio promete que no volverá a amar a ninguna otra mujer.