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Notas
Se repiten todos los hemistiquios, salvo el del primer verso, el segundo hemistiquio del penúltimo verso y el del último verso.
sombrero calañés: "sombrero de ala vuelta hacia arriba y copa comúnmente baja en forma de cono truncado, usado por los labriegos y gente de pueblo en varias provincias" (DRAE: 2014).
Bibliografía
IGRH: 0461
Otras versiones de "La mujer del molinero y el cura"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
BAUTISTA RODRÍGUEZ, J. (2020). El cuento de Mariquita triqui traca (ATU 1730C*) y el romance de La mujer del molinero y el cura: cultura popular, anticlericalismo y biopolítica. Boletín de Literatura Oral, 10, 87-108.
HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, A. (2010). Romancero murciano de tradición oral. Entnografía y aplicaciones didácticas. En M. Masera y J. M. Pedrosa Bartolomé (Eds.), El jardín de la Voz: Biblioteca de Literatura Oral y Cultura Popular, 8. Universidad de Alcalá – Insituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM – Centro de Estudios Cervantinos.
MERINO MADRID, A. (2000). Fuentes literarias escritas para dos romances de la tradición oral de los Pedroches. En J. Criado Costa, Crónica de Córdoba y sus pueblos, VI, (pp. 345-355). Córdoba: Diputación Provincial.
REDONDO, A. (1983). De molinos, molineros y molineras: Tradiciones folklóricas y literatura en la España del Siglo de Oro. En Literatura y folklore (pp. 99-115). Universidad de Salamanca.
RÍO CABRERA, J. A. (1989). Líneas convergentes en la cuentística y en el romancero andaluz: los temas anticlericales. En P. M. Piñero Ramírez (Ed.), El Romancero. Tradición y pervivencia a fines del siglo XX: Actas del IV Coloquio Internacional del Romancero (Sevilla - Puerto de Santa María - Cádiz, 23-26 de junio de 1987) (pp. 553-558). Fundación Machado – Universidad de Cádiz.
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Transcripción
(………………………) Casado con su mujer.
—Déjalo que te lo pise si te da bien de comer.
—Pa la noche para cenar unos bollitos con miel—.
Se sentaron en la mesa como marido y mujer.
Echando la bendición en la puerta llama Andrés:
—Padre cura, mi marido, ¿dónde meteré yo a usted?
—Méteme en ese costal y me arrimas a la pared—.
Asín que le abrió y le dijo: —Trigo tienes que moler.
—Sea trigo o no sea trigo, mis ojos lo quieren ver—.
En desatando el costal lo primero que se ve,
la mascota un padre cura y el sombrero carañés*.
—Buenos días, padre cura. —Bien la tenga usted, Andrés.
—La mula se ha puesto mala, trigo hay que moler—.
Lo engancharon a la una, lo soltaron a las tres;
asín que lo desataron, el cura apartó a correr.
Parecía que llevaba los diablos entre los pies.
Al otro día siguiente, a la plaza va Isabel,
al revolver de una esquina se encontró al padre fraile Andrés:
—Hasta mi marido quiere que a mi casa vaya usted.
—Vese usted a los demonios y su marido también,
(……………………………) que no quiero más moler.