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Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante repite los versos 7, 14, 16, 21, 23, 25 y 30.
Bibliografía
IGRH: 0155
Otras versiones de "Casada de lejas tierras"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
ATERO BURGOS, V. y VÁZQUEZ RECIO, N. (1998). Espacios y formas rituales de lo femenino en el romancero tradicional. Estudos de Literatura Oral, 4, 9-22.
CABALLOS-VIRO, I. (2010). El romancero tradicional y las relaciones de parentesco: la suegra malvada [Tesis doctoral]. Universidad Complutense de Madrid.
CARINHAS, A. C. P. (1996). Alguns Romances da Tradição Oral de Aljezur. Estudos de Literatura Oral, 2, 79-92.
MARTÍN DURÁN, A. M. (2007). El romance de Casada de lejas tierras: una versión cubana recogida en 2001. Revista de Estudios Hispánicos, 34, 77-89.
RUIZ FERNÁNDEZ, M.ª J. (1990). La poética del personaje en el lenguaje del romancero. En J. A. Hernández Guerrero (Coord.), Teoría del Arte y teoría de la Literatura (pp. 243-258). Universidad de Cádiz.
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Transcripción
Una casadita de lejanas tierras
con el pelo barre, con la boca riega,
con la boca dice: —¡Quién será soltera!—.
Pero a medianoche, un dolor le entra,
un dolor de parto, que por na revienta.
—Maridito mío, si tú me quisieras,
(y) a tu bella hermana (y) a llamarla fueras.
—Levántate, hermana, del dulce dormir,
que mi bella esposa no puede parir
y la luz del día no tarda en venir.
—Que para o no para, que para un león
y se le atraviese hasta el corazón.
—Consuélate, esposa, con la Virgen santa;
mi hermana no viene, no se halla en casa.
—Maridito mío, si tú me quisieras,
(y) a tu bella madre (y) a llamarla fueras.
—Levántate, madre, del dulce dormir,
que mi bella esposa no puede parir
y la luz del día no tarda en venir.
—Que para o no para, para un elefante
y a la media hora, se le vuelva sangre.
—Consuélate, esposa, por la Virgen pura,
mi madre no viene, tiene calentura.
—Maridito mío, si tú me quisieras,
(y) a la mía madre (y) a llamarla fueras.
—Levántate, suegra, deja de dormir,
que tu bella hija no puede parir
y la luz del día no tarda en venir.
—Espérate, yerno, que abra la ventana,
que me estoy vistiendo, no hago ni la cama—.
Al entrar en el pueblo, suenan las campanas:
—¿Quién ha muerto hoy, quién tan de mañana?
—Una casadita de lejanas tierras
se ha muerto de parto por falta partera.