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Notas
En los versos pares se añade: “Sí, sí” al acabar el primer hemistiquio y, tras el segundo hemistiquio, se añade el estribillo “Que no, y muera Napoleón”.
Bibliografía
IGRH: 0191
Otras versiones de "La dama y el pastor"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
AUBRUN, C. V. (1983). Le romance “gentil dona gentil dona”. Une énigme littéraire. Iberoromania: Revista dedicada a las lenguas y literaturas iberorrománicas de Europa y América, 18, 1-8.
CATALÁN, D. (1977). La dama y el pastor: romance, villancico, glosas, Parte 1. Madrid: Gredos.
LÓPEZ ESTRADA, F. (1983). El romance de "Tamar" y la canción de "La dama y el pastor" en el Cancionero folklórico de Antequera. En Serta philologica. F. Lázaro Carreter: natalem diem sexagesimum celebranti dicata, 2 (pp. 293-302). Madrid: Cátedra.
MENDOZA DÍAZ-MAROTO, F. (1980). Para el romancero albacentense/2: romances rústicos (primera parte). Al-Basit, 7, 183-214.
TALOS, I. (2015). El pastor abstinente. Observaciones sobre el romance de "La dama y el pastor" en el centro-sur de España. En P. Ferré, P. M. Piñero Ramírez y A. Valenciano, Miscelánea de estudios sobre el Romancero: Homenaje a Giuseppe Di Stefano (pp. 505-534). Universidad de Sevilla.
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Transcripción
Estando un día el pastor de amores muy descuidao,
llegó una dama y le dijo: —Pastor, ¿quieres ser casado?—.
Respondió el engrato de él: —Yo contigo no he tratao,
tengo en la sierra el ganao, allí me debo de ir.
—Pastor, tú que estabas hecho a dormir de noche al raso,
si te casaras conmigo, durmieras entre mis brazos—.
Respondió el engrato de él: —Yo contigo no he tratao,
tengo en la sierra el ganao, allí me debo de ir.
—Pastor tú que estabas hecho a dormir entre barbechos,
si te casaras conmigo, dormieras entre mis pechos—.
Respondió el engrato de él: —Yo contigo no he tratao,
tengo en la sierra el ganao, allí me debo de ir.
—Pastor, tú que estabas hecho a comer entre dornillos,
si te casaras conmigo, comieras en plato fino—.
Respondió el engrato de él: —Yo contigo no he tratao,
tengo en la sierra el ganao, allí me debo de ir.