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Otras versiones de "Madres que tengáis hijas"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Madres que tengáis hijas que estén empezando a querer,
no le quiten el deseo por lo que puea suceder.
Esta madre castigaba a su hija continuamente,
pa que olvidara a aquel hombre que quería firmemente.
Llegó la hora del novio, como allí se acostumbraba,
que se querían con delirio, que hace tiempo que se amaban.
Ella se sacó el pañuelo para los ojos limpiar
y llorando le dicía: —Te vas y no vuelvas más.
—Aunque me den más tesoros que vale toda Sivilla,
todo lo despreciaría menos olvidarte, chiquilla,
aunque me den más tesoros que vale España entera,
todo lo despreciaría menos tu cara morena—.
La madre que la está oyendo toda la conversación,
con lágrimas en los ojos a su hija fue y la llamó.
Al otro día de mañana en la plaza que lo vio,
iba con unos amigos, le ha dicho: —Haz el favor—
y le dicho: —Mira, joven a mi casa no hay que ir,
que yo no tengo a mi hija para hacerle tanto sufrir—.
El joven avergonzado, a su casa se marchó
y cogiendo una pistola, en su cintura ocultó;
se fue a casa de la novia, dos tiros le disparó,
y a una hermana que tenía, le ha disparado otros dos.
Estando él, el asesino, la madre se presentó,
no pudiendo hacer nada, un bocao en cara pegó.
Asín quiso el asesino, para el campo se marchó;
ha llegado a una casilla, un vaso de agua pidió.
—¿A qué hora pasa el tren? —Sobre la una o las dos—.
Estando en estas palabras, el tren por la vía pitó.
Se puso delante del tren y el tren lo despedazó.
Y eso le pasa, señores, al que se ciega en amor.