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Notas
La informante lo considera una oración y lo reza los viernes al acostarse.
Agradecemos la valiosa colaboración de José Luis Quero Juárez, cronista y antiguo maestro de Mancha Real, que nos facilitó el acceso a la informante.
Bibliografía
IGRH: 0064.1 + 1537.1 + 0308.1
Otras versiones de "El discípulo amado"
Otras versiones de "El rastro divino"
Otras versiones de "El castillo de la Virgen"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
PÉRE RODRÍGUEZ, M. (1981). Romances rezados en la comarca de Acentejo (Tenerife). Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 36, 201-208.
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GRANADA, G. de (1978). Dos notas sobre romances tradicionales en Chocó (Colombia). Revista de Literatura, 77-78, 115-128.
PÉRE RODRÍGUEZ, M. (1981). Romances rezados en la comarca de Acentejo (Tenerife). Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 36, 201-208.
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RUIZ FERNÁNDEZ, M.ª J. (1997). El infante delator: modelos patrimoniales, vulgares y virtuales en el romancero tradicional. Estudos de Literatura Oral, 3, 171-186.
TRAPERO, M. (1983). Romancero y teatro popular en la tradición oral castellano-leonesa. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 38, 37-53.
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Transcripción
De un peral que yo sembré, fue peral de gran victoria,
y la tierra en que le eché fue de sagrada memoria.
Las carnes me están temblando de estas palabras que digo:
quiero volverme cristiana para recibir a Cristo.
Jesucristo fue nacido de los brazos de santa Ana;
viendo que su muerte llega, a sus discípulos llama:
—Venid, discípulos míos, todos doce en mi compaña,
a ver cuál de los doce morirá por mí mañana—.
El uno al otro se mira, ninguno respuesta daba,
tan solo san Juan Bautista, que predicó en la montaña:
—Yo moriré por mi Dios, mi muerte no será nada,
la muerte de Jesús para mí está guardada—.
Está ya amanecido el día cuando Jesús caminaba
con una cruz en el hombro y una soga larga.
Por la calle la Amargura, allí cae, allí levanta;
de ahí sale una mujer que Verónica le llaman,
con un pañuelo en las manos, su limpio rostro limpiaba.
Tres dobleces tenía el paño, tres caras dejó pintadas,
la una está en Jaén, la otra, en Tierra Santa,
y la otra está en el mar, donde está el agua sagrada.
En los tres calvarios más altos, está la Virgen María
dándole a su niño el pecho, y el niño no lo quería.
Y bajó un ángel del cielo ...........................
—¿Por qué lloras, padre eterno, por qué lloras, vida mía?
—No lloro por los azotes, ni por lo que me dolían,
lloro por los pecadores que tienen la gloria perdía,
porque el infierno está lleno, la gloria está vacía.
Quien esta oración rece todos los viernes del año,
sacará un alma de penas y la suya, del penal,
quien la sabe y la dice, quien la oye y no la aprende,
el día del Juicio Final, sabrá lo que le conviene.