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Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante indica que lo aprendió en su pueblo, Buendía, de un ciego que venía vendiendo coplas a treinta céntimos y que solía cantar en las calles del pueblo (véase CLO, 1151n).
Bibliografía
Otras versiones de "El padre filicida"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
En el pueblo de Fuentes del Río habitaba Modesto Espinar,
una hija de dieciocho años y otro niño de menor edad.
Pero el padre malvado en su pecho ciertos amores empezó a sentir,
y por todos los medios pretende su capricho poder conseguir.
Llegó el día primero de agosto, el malvado creyó la ocasión,
y a su hija prudente y honrada le declara su infame ilusión.
Asustada, la joven honrada sus palabras no quiere escuchar,
y con grandes sollozos rechaza las palabras del padre infernal.
Pero el padre, al verse despreciado, hasta el punto llegó su furor,
que promete tremenda venganza con la hija de su corazón.
Llegó el día catorce de agosto y este día fue triste y fatal,
pues el novio de su pobre hija por la noche con ella fue a hablar.
Y apenas que se marchó el novio, el malvado un cuchillo cogió,
y en el pecho de su pobre hija por tres veces con furia lo hincó.
Enseguida se marchó a dar cuenta, y fingiendo sentir gran dolor,
este padre cruel y asesino de esta forma al señor juez le habló:
—Señor juez, esta noche a la una ha ocurrido un suceso fatal,
pues el novio de mi pobre hija triste muerte le acaba de dar—.
En sus falsas palabras creído, ordenó el señor juez sin tardar
que prendieran al novio inocente, siendo el padre el feroz criminal.
Pero apenas lució el nuevo día y la noche su manto ocultó,
y a la casa del horrible crimen la justicia al momento llegó.
Y ven que al lado de la joven llora un niño de muy corta edad
y decía: —Hermanita mía, triste muerte te ha dao el criminal—.
El señor juez le pregunta al niño que le diga toda la verdad,
y entre largos sollozos el niño este triste relato le da:
—Yo me hallaba durmiendo en la cama y llorar a mi hermana sentí,
me asomé por la puerta del cuarto y a mi padre matarla lo vi.
Asustado, me acosté enseguida y a ver este crimen feroz
con un largo y cortante cuchillo fue mi padre quien lo cometió—.
Al oír las palabras del niño, ordenó el señor juez sin tardar
que soltaran al novio inocente y prendieran a aquel criminal.
Y en el pueblo de Fuentes del Río todo el mundo pedía a una voz:
—Que lo quemen en medio la plaza por infame, cobarde y traidor.