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Bibliografía
IGRH: 0000
Otras versiones de "La mujer soldado"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
ALMOGUERA, R. C. (2000). Mujeres-soldado: el romancero nuevo como fuente para el estudio de la mujer en la España de los Austrias. En F. Sevilla Arroyo y C. Alvar Ezquerra (Coords.), Actas del XIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas: Madrid 6-11 de julio de 1998 (pp. 265-271). España: Castalia.
LORENZO VELEZ, A. (1997). El motivo de “la mujer disfrazada de varón” en la tradición oral moderna (parte I). Revista de Folklore, 17 (194), 39-53.
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Transcripción
Era en un pueblo asturiano una niña que nació,
al poco tiempo sus padres, la vistieron de varón.
Julio le llaman por nombre siendo Julia verdadera,
cuando cumple siete años la meten en una escuela.
Estudiaba con afán en aquel mismo colegio,
todos lo querían mucho porque era un chico muy bueno.
Ya que llevaba buen tiempo con el oficio aprendido,
lo llaman para su quinta, que reclamado había sido.
A Valladolid de seguida lo llaman a aquel soldado
al cuerpo de automonilismo que había sido reclamado,
por eso su capitán lo hizo chófer de primera,
le entrega su camión para que lo conduciera.
Ya que llevaba buen tiempo, Julio una novia se echó,
que era una chica muy guapa que de ella se enamoró,
los dos cogidos del brazo por la calle paseaban,
como dos enamorados y al cine se la llevaba.
Ya que llevaba buen tiempo, Julio en la mili seguía,
contri más tranquilo estaba, (y) el caso se descubría:
en aquel mismo cuartel una cartera faltó,
contando algunos dineros y el capitán ordenó
que todos se desnudaran por descubrir a un ladrón
y todos se desnudaron, pero Julio dijo “no”.
—Anda, Julio, y no bromees, no me seas remolón,
no vayamos a quedar mal por descubrir a un ladrón—.
Y Julio le ha contestado: —Yo no quiero bromear;
pueden llamar a un doctor que me pueda comprobar—.
Y todos los que allí había, todos quedaron admirados,
todos con la boca abierta y sin poder hablar algo.
Habían estao tanto tiempo en aquel mismo cuartel
dormiendo tranquilamente (y) al lado de una mujer.