Vamos a cuentas

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 2071c

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Notas

Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00016A 22)

Título indicado en las anotaciones de campo: "Sobre deudas y salarios".

Se trata de una versión del poema "Vamos a cuentas" de Vital Aza.

Transcripción

Hoy, que con calma te sientas
y estás en tu cuarto solo,
vamos a cuentas, Manolo;
Manolo, vamos a cuentas.
 
A mí el deber me asesina
y hoy podré salir de apuros,
y aquí están los veinte duros
que me han dado en la oficina.
 
¡Y qué hermosos! no me atrevo
a deshacer el montón,
más que, ¡diantre!, la ocasión
de que pague lo que debo.
 
Pupilaje, está en la cuenta:
cuarenta duros cabales;
al sastre, doscientos reales
y al sombrerero, sesenta;
 
a mi primo Federico,
tres duros, y a su señora,
catorce, y a la planchadora,
dos duros y un perro chico;
 
seis reales, a don Andrés;
cuatro reales, al portero;
a Felipe, el camarero
del Suizo, setenta y tres;
 
cuatro duros, a Estudillo;
al golpero, unas pesetas;
al sereno, dos pesetas
y un duro [¿en el esfaltillo?]
 
Pues, señor, no hay más asientos
¡hajajá!, ¡venga la pluma!,
vamos a ver lo que suma.
¡Qué atrocidad, mil seiscientos!
 
¿Es posible? ¡Santo Dios!,
¿habrá horror? ¡Esto me asusta!
Nada, la cuenta está justa:
mil seiscientos treinta y dos.
 
Siento que llamen tuno,
pero hay veinte y debo ochenta,
¿cómo se arregla la cuenta?
Quedará a deber alguno.
 
La patrona esta es
la mejor de mis ingleses;
no pago hace cuatro meses,
puede esperar otro mes.
 
Y que espere el sastre, ¡claro!,
y lo mismo el sombrerero,
que en par de todo el sombrero,
en tres duros es muy caro.
 
¿Pagaré a mi primo? No.
¿Y a su señora? Tampoco.
Pues, señor, me vuelvo loco,
¿pero a quién le pago yo?
 
¡Por fe!, Felipe, Estudillo,
estos pueden esperar.
Y ya se le voy a pagar
al sereno, pobrecillo.
 
Mas no, tampoco le pago;
la distinción no es prudente;
yo soy un hombre inocente
y sé bien lo que me hago.
 
¿Faltar yo a nadie? ¡Jamás!
Si hallara un medio oportuno,
¡dicha esté! Si pago a alguno,
se ofenderán los demás.
 
Está visto, esto no tiene
arreglo de todos modos.
Es mejor que esperen todos;
les pagaré el mes que viene.
 
Y a fe de formal y honrado,
el mes que viene, lo juro,
pagaré el último duro
aunque me quede tronado.
 
Y voy a comer,
que eso es lo que debo hacer.
Ya me duele la cabeza.
¡Madre, no puede uno ser
hombre de delicadeza!