En un pueblo de Galicia

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Referencia catalográfica: 2077r

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Transcripción

En un pueblo de Galicia,     rayando con Portugal,

dos hermanos en terrenos     tenían un capital.

Como eran solos sin padres,     el más viejo se casó,

entonces el otro hermano     al casado así le habló:

—Ahora que ya estás casado,     yo a la Argentina me iré

y todo lo que allí gane     a ti te lo mandaré—.

Al llegar a la Argentina,     en una mina entró;

en horas extraordinarias,     mucho dinero ganó.

Así durante unos años     él todo el dinero mandaba

(y) a su hermano para España     y él con nada se quedaba.

Las minas eran de azufre,     de un mineral venenoso,

atacaba a los pulmones,     morían tuberculosos,

pero un día trabajando,     un ataque que le dio,

enseguida una ambulancia     al hospital le llevó.

Al salir del hospital     con una joven se casó,

también Dios le dio una hija     más bonita que un sol.

Cuando más feliz vivía,     su pobre esposa murió

y al quedar solo con su hija     (y) a su hermano le escribió,

y en la carta le dicía:     “Para vuestro lado iré.

Ya no puedo trabajar     porque en la mina enfermé.

Sabrás que murió mi esposa,     con mi hijita embarcaré

y con lo que a mí me toque,     un negocio montaré”.

Cuando leyeron la carta,     la cuñada protestaba:

—Yo creía que no volvía,     que su parte nos dejaba,

y asín gritando dicía:     —Más valía que muriera

aplastado allá en las minas     y que a España no volviera,

asín que tú las dos partes     me las tienes que pagar

o, si no, a traición,     a los dos os ha de matar—.

El marido no le hizo caso     y pa el pueblo se marchó

a vender unos becerrillos     y ella al criado le habló.

Le dijo: —Si tú me quieres,      me tendrás que ayudar;

si quieres tener dinero,     a mi esposo has de matar—.

Llega el marido a su casa,     cansado de tanto andar;

le dio la mujer la cena,     de pronto se fue a acostar.

Cuando ella vio que dormía,     pronto al criado llamó;

con la reja de un arado,     allí lo mató a traición.

Al cadáver del marido     en la finca lo enterraron

como si nada pasara,     cenaron y se acostaron.

Llega el cuñado a la aldea,     ya era de noche cerrada.

Cogieron por un camino     que a la finca los llevaba

y él por aquel camino     a su niña así le hablaba:

—Cuando te vean tus tíos     muchos besos te darán

y ellos, como son tan buenos,     cositas te comprarán—.

Pero detrás de un frutal,     el criado les salió

y con un palo en la mano,     allí lo mató a traición.

Al caer al suelo muerto,     llena de miedo escapó;

viendo la luz de la casa     llorando hasta allí llegó.

Le dijo la tía: —No llores,     que voy a ver lo que pasa,

voy en busca de tu padre     para traérmelo a casa—.

Y con un palo en la mano     en la finca se metió

y al llegar junto al criado     estas palabras le habló:

—Hay que enterrar a este hombre,     antes de irnos a dormir,

mataremos a la niña     que nos pueda descubrir—.

Viendo los criminales     que por allí nadie estaba,

pero detrás de un árbol     la niña los escuchaba.

Al oír aquellas palabras,     llena de miedo escapó

viendo la luz de un carro,     llorando hasta allí llegó.

Cuando llegó el carretero:     —¿Por qué lloras?— preguntó

—Mi tía mató a mi padre—,     llorando le suplicó.

Coge a la niña en los brazos     y en el carro la montó

y cuando llegó a la aldea     a la guardia parte dio

y mientras los criminales     cuando a su casa llegaron,

pensaban matar a la niña,     pero no la encontraron.

Le preguntó a la autoridad,     los buscan por los caminos,

vieron correr por los campos     aquellos dos asesinos.

Al no quererse entregar,     ella de un tiro murió

y el criminal del criado     preso en la cárcel entró,

y esta niña de ocho años     que sin padre se quedó

heredando el capital,     a un colegio ingresó.

Resumen de "En el pueblo de Galicia"

Dos hermanos heredan una vasta extensión de tierra. El mayor se casa y el menor decide emigrar a Argentina, donde se emplea en una mina de azufre. El emigrante le envía su salario íntegro a su hermano, hasta que un día enferma de tuberculosis en la mina y es ingresado en un hospital. Al salir, se casa con una joven, con la que tiene una hija. Pasado un tiempo, su esposa muere y el emigrante decide escribirle a su hermano informándole de que regresará a España para vender las tierras que heredó, con cuya ganancia desea montar un negocio. La cuñada, al conocer el hecho, se enfurece, ya que pensaba quedarse con las tierras del emigrante, y amenaza a su marido con matarlos a ambos para heredar todo el terreno. La cuñada confabula con el criado, con el que mantiene una relación adulterina. Una noche, cuando el marido duerme, el criado lo asesina con una reja de arado. Los criminales entierran el cadáver en la finca. El cuñado llega a la aldea en compañía de su hija. En el camino, el criado se acerca a ellos sigilosamente y le asesta al padre un palazo mortal. La chiquilla sale huyendo hacia la casa de su tía. Esta la tranquiliza y le pide que se quede en la casa mientras ella sale a buscar a su padre. La criminal y su cómplice se reúnen en el campo y planean enterrar el cadáver y matar a la niña. La chiquilla, que está oyendo la conversación escondida detrás de un árbol, sale huyendo y le cuenta el suceso a un carretero. Este se lleva a la niña consigo y da parte a la Guardia Civil. Los criminales intentan huir, pero los guardias les dan alcance. La criminal muere abatida por un disparo y el criado es detenido y llevado a la cárcel. La chiquilla se convierte en heredera universal y es internada en un colegio.